domingo, julio 14, 2013

Daydreaming

Hay cosas que mejor te lleguen tarde que demasiado temprano. Mientras lo escribo advierto que siempre lo supe, incluso cuando era demasiado chica para saber de nada: todo tiene su tiempo bajo el sol. Cada impulso que seguí me plantó frente a un abanico de incertidumbres. La línea invisible que no crucé, el tacto bajo el cual no quise ceder, sin ningún tipo de estridencias ni culpas. La intuición es una herramienta infalible en las manos adecuadas. Si no he sido más acertada en mis decisiones de vida no fue por falta de ella: es que era tan fácil hacer las cosas siguiendo la intuición, que parecía una trampa. El sabio puede perder el rastro de la intuición en el camino que lo lleva a través de la experiencia puramente analizada. 
No quiero perder ni la intuición, ni la curiosidad. Ni mis sueños diurnos.
Ya hablé aquí de la pantalla que se extiende frente a mí cuando voy caminando por la calle, presa de las más violentas obsesiones, para separarme de una realidad que no quiero vivir. Frente a mí, están proyectados mis sueños y fantasías diurnos. Soy gajos de una fruta unidos por la matriz terrestre, pero voy toda dividida por dentro. Siempre. Nací partida en dos, lo único que hicieron el tiempo y la experiencia vital fue partirme en más pedazos, desafiando a mi poca inteligencia y capacidad de sobrevivir para que me mantenga hilvanada. No se me cansaron los brazos todavía, pero a veces sueño que revoleo todo para arriba y terminan cayendo las piezas todas mezcladas, una al lado de otra que ni se reconocen de tan distintas.
Los sueños son de otros mundos y cada vez se mezclan más en el presente. Caminan conmigo, se vuelcan en una escritura libidinal, inconexa. Sé que estoy despierta porque hay un hilo que me une a todos los demás y mantiene la coherencia en las horas, en los días. 
Somos sobrevivientes de los pequeños terremotos que nos dejaron solos, outsiders eternos. Y sigo creyendo que podría vivir sólo dentro de mi cabeza, que es caótica y complicada y llena de nudos. Intentando el equilibrio hasta el último aliento, veré tus ojos y acariciaré con respiración de vida la existencia verde allí, frente a nosotros. 




domingo, julio 07, 2013

Escribir por escribir la nada.

(Escrito a vuelapluma en un cuaderno hace dos años. Dedicado a los tantos que, a fuerza de ser "inflados" por parientes y amigos de poca lectura, creen que escriben).

No compares mi escritura con la tuya. Mi escritura nace de la pasión con la que vivo. Escribo como me sale, a los tropiezos y escupidas, a veces carajeando, siempre incendiada. Vivo como escribo: a veces intensa (las más), otras helada, calculadoramente indiferente. No creas que escribís sólo por hacer catarsis en un papel. Cuando vos empezaste yo ya era letras en una hoja Canson en jardín de infantes. Cuando vos empezaste a cuestionar mínimamente tu estructura, yo ya había desbaratado a manotazos mi existencia y no una: muchas veces.
No me compares, por favor, tu prosa hipócrita con la mía. Vas por la vida enmascarado, neurótico; yo estoy desnuda, más de lo que a cualquiera le resultaría cómodo. Asumo y abrazo mis partes oscuras, despreciables. No quiero aparentar valores que no tengo, condescendencia, perdonavidismo. A diferencia tuya, si tengo rencores los asumo y los expongo. No juego a la superada detrás de las letras. Ya ves, mi manuscrita es tan caótica como la forma en que me expreso. Y sin embargo hay conciencia en este caos. Tu escritura es tan neurótica como vos mismo y delata todas tus inseguridades. No creás nada cuando escribís: nada. Ni siquiera tu historia me conmueve en el papel. ¿Sos capaz de hacer llorar a las piedras o excitar sentimientos con tu escritura? Yo sí. Y es la mejor credencial que tengo.
Estas palabras posiblemente se transformen en algo que va a ser leído por muchos pares de ojos y ya no podré desdecirme.
Tus palabras no valen nada, ni el caro papel en el que están escritas.
Tus palabras no tienen belleza, profundidad, sentimiento. No cuentan ni lo hermoso de la vida ni describen con delicadeza las miserias que te habitan. Si no podés con tu propia imagen en el espejo, al menos tendrías que poder escribir sobre eso. ¿Y que hay, nomás, en estas prolijas letras continuadas? Un reflejo falso: quebrado y recompuesto, impostado. Imposible. Cercado por tu propia conciencia e incapaz de soltarse de las ataduras del yo.
¿Cuántas veces soñaste que volabas? ¿Cuántas veces te mordiste las manos para no golpear?
En mi escritura cede y se desarma el último bastión de sociabilidad y de civismo con el que me recubro para enfrentar el día a día. Cada vez más Emily y menos Charlotte, muchísimo menos Anne. Asumo lo corta que me estoy quedando, mi capacidad de verbalización restringida por las circunstancias. Pendulando contenida, como quien se agita entre paredes acolchadas. Ayer D. me preguntó cuánto tardaría en explotar. Me preguntó si me acordaba de la última vez que exploté. Dije que lo tenía muy presente, pero de inmediato tuve que reconocer que no podía aislar esa emoción y recordarla con tanta precisión... ¿Olvidé qué se siente? No. Pero hace un tiempo no entro en punto de ebulición y me doy cuenta que algo en mi cuerpo lo necesita. Bullir, como sí me permito bullir aquí, o en la cama. Bullir. 
Quemarme por dentro hasta que de las cuencas de mis ojos salgan llamas.

sábado, julio 06, 2013

Hitos, segunda parte.

Este día iba a llegar algún día y no iba a poder ni querer evitarlo. El día de escribir exactamente lo que se me antoja y cagarme en quién lo vaya a leer después. Estoy en eso. Siguen los sueños vívidos. Anoche fue mi familia inverosímil (muertos con vivos sin sentido cronológico alguno) plasmada en una polaroid. Había olas gigantes de color turquesa en el sueño, nado nocturno en una zona portuaria, agua en los pulmones. Estaban mis niños amados. Había un perro lobo enorme. Había espinas bajo mis pies y sangre desde mis manos hasta los antebrazos. Música de fondo: las bandas sonoras de "Drive" y "Springbreakers". Muchas manos en la oscuridad. Pasé tanto calor que me desperté destapada y medio aterida de frío. 
Esta es la vida que me gusta. Este es el tiempo que me gané.