lunes, septiembre 29, 2014

Duelo

(¿ven el videito ahí abajo? habitualmente lo pongo para que le den "play" antes de leer. gracias)

Mis sueños se volvieron vívidos 24/7 desde agosto, no puedo registrar el momento preciso pero sí lo que yo estaba mirando del otro lado de la realidad: un techo de vigas de madera con anillas metálicas incrustadas estratégicamente. El sonido ambiente: pájaros, viento entrando por ventanas abiertas. Perfume a menta y romero. Me desperté y desde entonces cada día de cada semana mis sueños son vívidos y hay elementos que se repiten.
Hay una secuencia perturbadora. Estoy frente a un camino que lleva a las montañas, entre el silencio cargado del bosque poniéndose en pausa y el sol derramado sobre todas las cosas. Alguien sale de entre los árboles y se para frente a mí para desafiarme en un lenguaje que no entiendo. Reconozco al cuerpo que habla aunque no comprenda las palabras: soy yo, parada frente a mí, a menos que la que creo que soy yo sea en realidad otra persona. ¿Cómo saberlo? Me toco la cara. Qué curioso, cómo después de treinta y cuatro años de tocarme la cara a diario no soy capaz de reconocer mis rasgos por el tacto. El pelo parece mío, las manos las reconozco. Debo ser yo y por alguna razón, me estoy batiendo a duelo conmigo misma del otro lado de la realidad. Donde todo es posible. Donde vivo hace meses. 
El lugar de donde nunca debería haberme ido. 


martes, septiembre 09, 2014

Felicidad imbatible

Una noche de nuestras primeras volvíamos del cine y algo se rompió en mí. Salí llorando y seguía llorando cuando entramos al departamento. Lloraba sin poder decirte nada, sin poder darle una explicación a tu cara de angustia. Lloraba porque tenía el pasado y el futuro atragantados en el pecho y creía que no iba a poder desatar jamás el nudo de la culpa. Años después pude poner en palabras lo que pasó esa noche. Cuánta paciencia en todo este tiempo, ¿alcanzarán los días por venir para agradecerla?
Me cuesta hablar de lo que llevo adentro. Puedo llenar los espacios con chorreras de anécdotas y relatos divertidos o tristes de una época que ya pasó. Puedo analizar en retrospectiva casi todas las cosas, aunque a veces elija seguir tergiversándolas porque no hay que dejar que la verdad arruine una buena historia, ¿era así? Y yo nací para transmitir. Nunca sé qué. No sé si bien o mal. Es para lo único que soy buena.
Cada vez que siento que viene el terremoto, alejo a todos los que quiero de mi lado pero a vos te pido que te quedes. Es la primera vez que le pido a alguien "quedate, no te vayas". Cada primera vez juntos es fundacional. Salgo transformada de cada una de ellas, igual que vos. 
Te vi resurgir con fuerza nueva de lugares imposibles, cómo no voy a creer que sos capaz de soportar estos temblores. Acurrucada en tus palabras y silencios soy la que nunca me permití ser: una niña que busca protección. Nunca me cuidó nadie. Fui la primer flecha disparada y todavía corto el viento sin saber a dónde voy. Vos, clavel del aire, llegaste y con firmeza te acoplaste a mí, sabiendo que podés seguir de largo cuando quieras. Que yo puedo seguir de largo cuando quiera. 
Es tiempo de empezar cada día. Dejo el lastre en tierra, olvidate que alguna vez fuimos humanos. Nacimos para esta felicidad esquiva hecha de instantes perfectos y tantos tropiezos. Somos los tuertos, los tullidos, las ruinas de algo hermoso. A cada rato estamos por explotar. Gracias a esta comunión extravagante y pagana, el napalm se transforma en fuegos artificiales para que los de afuera no tengan miedo. Bien que hacen; conocen nuestro potencial de incendio. Desde la primera hora de la mañana hasta la última de la noche planeo en el aire buscando el lugar donde finalmente creceremos. 
No me sueltes, también tengo la fuerza para cargarte si hace falta.

martes, septiembre 02, 2014

Quickie

Este es mi refugio, mi templo. El reino de lo escrito. No importa cuánta ansiedad tenga encima si hay a mano elementos para escribir. Me lo repito desde que me levanto: estoy en el paraíso. ¿Por qué? Si todavía no consigo alcanzar todos mis sueños, si la plata no alcanza, si los proyectos siguen siendo apenas proyectos. Estoy en el paraíso porque me despierto cada día sana y lúcida, con la mente clara, dispuesta a trabajar por esta ciudadela móvil que todavía no encuentra el suelo donde afianzarse.
Empiezo a entender que puedo ser una en gajos para siempre. Estoy bien con eso.
Hago las llamadas necesarias. Me permito equivocarme sin pedir disculpas. Dos logros de este año, y cómo cuesta desafiarse todavía, y cuánto falta. 
La Agus que hilvanaba historias taconeando guillerminas en el damero de la Villa creció y se volvió un monstruito anarquista que nunca está completamente cómodo en ninguna estructura, que todavía intenta sacudirse rótulos, buscando salir del cuadro. Una cosa amorfa que lo único que tiene de armonioso es esa música de fondo, la canción perfecta con la que fue pensada y engendrada. Poco más. 
Soy una chispa vital ambulante y a veces la sobrecarga me taladra la cabeza. Soy caprichosa, inestable, iracunda. Menos que muchos de todos los que me rodean; ellos no se dan ni cuenta de que los miro desde el suelo mordiéndome las uñas. 
Escribí esto en cinco minutos sin corregir ni repensar porque tengo que salir a la calle de nuevo, y no saben lo que le cuesta a quien ganó la paz en su casa volver a la vida fugaz de cientos de extraños que gritan en silencio. 
Lo escribí porque escribiendo me doy fuerzas. Cuando no tenga ningún otro soporte, lo tengo claro, escribiré en la piel. 
Nada que no haya hecho antes.