martes, septiembre 09, 2014

Felicidad imbatible

Una noche de nuestras primeras volvíamos del cine y algo se rompió en mí. Salí llorando y seguía llorando cuando entramos al departamento. Lloraba sin poder decirte nada, sin poder darle una explicación a tu cara de angustia. Lloraba porque tenía el pasado y el futuro atragantados en el pecho y creía que no iba a poder desatar jamás el nudo de la culpa. Años después pude poner en palabras lo que pasó esa noche. Cuánta paciencia en todo este tiempo, ¿alcanzarán los días por venir para agradecerla?
Me cuesta hablar de lo que llevo adentro. Puedo llenar los espacios con chorreras de anécdotas y relatos divertidos o tristes de una época que ya pasó. Puedo analizar en retrospectiva casi todas las cosas, aunque a veces elija seguir tergiversándolas porque no hay que dejar que la verdad arruine una buena historia, ¿era así? Y yo nací para transmitir. Nunca sé qué. No sé si bien o mal. Es para lo único que soy buena.
Cada vez que siento que viene el terremoto, alejo a todos los que quiero de mi lado pero a vos te pido que te quedes. Es la primera vez que le pido a alguien "quedate, no te vayas". Cada primera vez juntos es fundacional. Salgo transformada de cada una de ellas, igual que vos. 
Te vi resurgir con fuerza nueva de lugares imposibles, cómo no voy a creer que sos capaz de soportar estos temblores. Acurrucada en tus palabras y silencios soy la que nunca me permití ser: una niña que busca protección. Nunca me cuidó nadie. Fui la primer flecha disparada y todavía corto el viento sin saber a dónde voy. Vos, clavel del aire, llegaste y con firmeza te acoplaste a mí, sabiendo que podés seguir de largo cuando quieras. Que yo puedo seguir de largo cuando quiera. 
Es tiempo de empezar cada día. Dejo el lastre en tierra, olvidate que alguna vez fuimos humanos. Nacimos para esta felicidad esquiva hecha de instantes perfectos y tantos tropiezos. Somos los tuertos, los tullidos, las ruinas de algo hermoso. A cada rato estamos por explotar. Gracias a esta comunión extravagante y pagana, el napalm se transforma en fuegos artificiales para que los de afuera no tengan miedo. Bien que hacen; conocen nuestro potencial de incendio. Desde la primera hora de la mañana hasta la última de la noche planeo en el aire buscando el lugar donde finalmente creceremos. 
No me sueltes, también tengo la fuerza para cargarte si hace falta.

2 comentarios:

Sabina dijo...

Noto que cada vez que te leo puedo sacar una, o dos, o tres frases y transcribirlas en un cuaderno, o dibujarlas para que de alguna manera se queden conmigo y no olvidarlas.
Eso hacía antes (y aveces lo sigo haciendo) cuando leía un libro. Subrayaba y luego transcribía.
De este texto, que me parece una hermosa y sincera autosemblanza copio y pego:
"Cada primera vez juntos es fundacional".
Creo que la voy a reutilizar, citándote por supuesto.
NO DEJES DE ESCRIBIR

Cassandra Cross dijo...

No dejemos, Sabi :)
Gracias por la constancia y las hermosas palabras!