Aunque no tuviera un solo amigo en el mundo, alguna vez los tuve.
Aunque no amara a nadie, y nadie me amara, sé que alguna vez alguien me amó.
Aunque no existiera más ningún lugar de aquellos en los que fui feliz, sé que los senderos que crucé siguen vivos en mi memoria.
Tuve y tengo todo para ser feliz, en mí vive la semilla de la posibilidad de un mejor futuro.
Mi corazón está lleno de amor y mi espíritu de proyectos.
Sólo tengo que dejar atrás el veneno de la quietud y volver al camino.
La próxima salida puede ser la definitiva. Si la dejo pasar... qué será de mí?
Tal vez más de lo mismo.
Pero también, tal vez, una realidad totalmente diferente.