Me gustaría pensar que todo tiene que ver con una cuestión de actitud y de constancia, pero me temo que nunca he sido demasiado constante.
Apenas mis afectos son constantes; mi sentido práctico es nulo. Sin embargo nací aquí... aquí! mal que me pese, en este lugar donde me cuesta tanto sentirme yo.
Tirar para arriba, para arriba, remarla aunque me muera, remarla hasta sacarme el alma por las orejas, hasta que no tenga más autocompasión, o más lágrimas, hasta que me haya olvidado de mí misma tan completamente que pueda volver a vivir en el mundo real.
No sé qué más desear para que los deseos se vuelvan realidad.
No sé a qué ventanas asomarme o qué puertas golpear para tener la visión justa y la respuesta precisa a mis necesidades.
Sentirme útil. Tan solo eso. ¿Cómo no hay nadie que me necesite?
¿Cómo no hay un puto lugar donde tanta energía sea positivamente aprovechada?
Muero por dar de mí, lo mejor no salió todavía, y no quiero guardarlo y que se pudra, no quiero morirme con todo esto adentro...