lunes, diciembre 03, 2007

Sin promesas, una promesa

Hoy escribo lo que tu mano no llegó a concluír. Lo paso en limpio, como querías. Hoy, por primera vez, después de muchos intentos fallidos, esfuerzo mis ojos medio miopes para descifrar los trazos erráticos de tus últimos meses. Y escribo. Con los ojos bien abiertos, para verte en cada línea tal cual te mostrás. Veo hasta la foto en sepia donde los cuarenta que eran, ya no son y ahora sólo viven en esa foto sepia. Como vos.

Estoy escuchando música que te gustaría oír conmigo. Estoy bien. Estoy en paz, pese a las zozobras cotidianas. Sigo leyendo, sigo escribiendo, sigo buscando algo. Siempre estoy buscando.

Y te extraño tanto que cada tanto tengo que verte. Lo siento. No tuve duelo de tu cara demacrada en un cajón, no pude pararme a tu lado para recitar el verso que querías. No hubo más despedidas que ese día previo a la recaída donde, paradójicamente, estuviste más lúcido que nunca.

No recuerdo exactamente tu voz de esos días, sí la otra. Y tu letra. Y tu trote irregular escapando con la pelota de voley. Y tus ojos de un celeste verdoso bajo las cejas pobladas.

Te veo cada vez que me tumbo boca arriba en el césped, en algún lugar, y me quedo mirando fijo el sol y los parches de cielo entre las hojas.
Cada vez que el garabato de un rayo dibuja el cielo nocturno, o la tormenta inminente esparciendo su olor sulfuroso en el aire.
Cada vez que abro al medio una naranja o una granada para comerla a diente vivo, limpiándome con el antebrazo lleno de tierra del camino.
Cada vez que manejo por esa ruta que lleva al puente y me meto de un volantazo prudente en calle 7 puro polvo al fondo, hasta la primera curva. Cada vez que descubro lágrimas en mis ojos al bajar la ventanilla y aspirar el olor a pradera como si fuera el último olor en el mundo que quiero olvidarme, si tengo que olvidarme de todos.
Yo, que nunca hago promesas, me comprometo con vos a continuarte.

A darle a tu historia el remate que tanto te gustaba imprimirle a tus poemas, esos que guardo mecanografiados en original (porque también heredé de vos la capacidad de improvisar sobre la marcha, sin corregir, sin errarle. Así, de puro culo). Esos que hablaban de la nostalgia del hogar y de la muerte.
A darle a mi propia historia un final a toda orquesta, con Illumination de fondo, y aunque no crea demasiado en la continuidad de nuestras sendas voy a buscarte trepando a la montaña llena de flores donde sé que me estás esperando.

Te quiero hasta el Cielo. Sé que siempre lo digo, pero es cierto cada vez.

8 comentarios:

Lady Kelvin dijo...

Comentar en post como éstos, tán íntimos, tan profundos, tan hermosos, para mi no tiene mucho sentido. Pero ya me ves, acá estoy.
Bonito.
Un abrazo.

Paula dijo...

Vaya.
Pese a lo que encuentre, vaya, busque.
Mediante usted, se lo lee a él enorme.
























y me estás haciendo desayunar con un nudito en la garganta y eso de fondo, pedazo de.

Anónimo dijo...

Qué bello post. Esa nostalgia dulce que nos acerca a quien ya no está con nosotros por un ratito, y entonces se hace presente. Besos.

Anónimo dijo...

cito lo q me parece la mejor parte:
"Te veo cada vez que me tumbo boca arriba en el césped, en algún lugar, y me quedo mirando fijo el sol y los parches de cielo entre las hojas.
Cada vez que el garabato de un rayo dibuja el cielo nocturno, o la tormenta inminente esparciendo su olor sulfuroso en el aire.
Cada vez que abro al medio una naranja o una granada para comerla a diente vivo, limpiándome con el antebrazo lleno de tierra del camino.
Cada vez que manejo por esa ruta que lleva al puente y me meto de un volantazo prudente en calle 7 puro polvo al fondo, hasta la primera curva. Cada vez que descubro lágrimas en mis ojos al bajar la ventanilla y aspirar el olor a pradera como si fuera el último olor en el mundo que quiero olvidarme, si tengo que olvidarme de todos."

me hiciste acordar a cortázar por momentos, te felicito por estas palabras!
Sol

Thiago. dijo...

Yo ya no, me siento muy libre, y eso es bueno. Quiero todo y en grandes cantidades. ^^

Soy feliz. (pero lo digo bajito)

Iota dijo...

Hacía bastante que no te comentaba. Paso a dejar mis saludos.

silvia camerotto dijo...

«yo, que nunca hago promesas, me comprometo con vos a continuarte», y las imágenes todas y la música, cass... cuánta inmensidad. se da cuenta usted que sí hay algo en esta puta vida que puede ser eterno?

Cassandra Cross dijo...

Gracias a todos por pasar. Los elogios se agradecen, pero los merece él, que me estimuló siempre a escribir. Tanto , que su último mensaje en el fondo del cuaderno me señala directamente.

Saludos... hasta el próximo post!