lunes, agosto 25, 2008

Cortesía 0

Una muestra de la espantosa educación que dieron los padres a estos pseudo adultos que transitan las calles del Señor en las que me muevo, es esa manía de invadir mi espacio privado.

Entendámonos: Hay un metro cuadrado que es mío y no quiero que otros entren en él. Soy consciente de mi tamaño y de mi andar rápido, pero no puedo hacerles la vida tan fácil a otros transeúntes con delirios de expansión territorial.

La pregunta que me hago una y otra vez es: ¿Por qué siempre tengo que ser yo la que se mueve?
Las prerrogativas siempre son ajenas. Nunca mías.

Esta parejita viene en babia, mirando hacia abajo mientras se susurran al oído. No me ven, por eso no se corren. Claro.
Esta señora empuña un coche tipo paragüitas con un semejante "angelito" de cinco años, despatarrado de sueño. Cómo no darle paso...
Este hombre está muy apurado y va hablando por su celular, con la atención puesta a años luz de lo que pasa en la calle. Pase, señor, pase.
Esta señora camina muy despacio, justo por el medio de la vereda. Quizá quiera correrse a un lado, pero sus débiles piernas no se lo permitan. Baja Cass a la calle para darle paso, haciendo al mismo tiempo una finta para esquivar a esa bicicleta que circula en contramano.

Y así transcurren mis días, entre danzas invisibles, giros, torzadas y paraditas en punta de pie.

¿Qué hay de mis prerrogativas? ¿Y qué de mi espacio vital?

No hay caso. Siempre soy yo la que se corre. Hija de mis padres "por favor-perdón-permiso-gracias-buenos días-hasta luego", me deshago en fórmulas amables que nadie corresponde. A veces me divierto provocando caras de extrañeza con un "¡Buenos días!" alto y cantarín, subiendo al colectivo. Kiosqueros y panaderos me saludan con cara de miedo, pero sin mirarme.

Cuando camino me empeño en el contacto visual. Si me devolvieran la mirada, si solamente me estuvieran mirando a los ojos, no les daría la cara para robarse mi espacio vital. (Ah, qué problema ése... el contacto visual. Tengo vecinas de edificio que no sólo no responden jamás mi saludo, sino que viajan conmigo en el ascensor como si yo fuera transparente. Creo que podría identificarlas por cualquier rasgo, excepto por sus ojos.)

Hoy hice una prueba. Sin hartazgo, sin cansancio ni mal humor: por mera curiosidad antropológica. Decidí que en un trayecto de diez cuadras de ida y diez de vuelta, no iba a correrme ni un paso. Guardaría mi espacio sin hostilidad, pero con firmeza.

El resultado: Logré que me esquivaran cuatro o cinco personas. Sólo un hombre se detuvo en un umbral para darme paso. El resto me llevó puesta.

Los compadezco, de verdad. Llevarme por delante cuando camino por la calle es como darse contra una puerta. Si en mi hacer diario los esquivo todo lo que puedo, es justamente para evitarles el moretón en el antebrazo, la puteada, el golpe en la bolsa de las compras, el medio giro o el choque de piernas.
Créanme que a mí me da casi el mismo rechazo el hecho de que me toquen, invadiendo de prepo mi metro cuadrado, que el daño que les pueda hacer con un encontronazo.
Me incomoda mucho su incomodidad.

Pero me estoy cansando de la pelotudez ajena, de las distracciones fingidas, del atropellamiento a mansalva.

Hoy mismo empiezo una acción agresiva de remilgos callejeros. Apuesto a que les da tanto asco mi melosa cortesía que se apartan de mi camino más rápido de lo que canta un gallo. Es eso, o aprenden de una vez a comportarse.

Eso. Cortesía absoluta. No puede fallar.


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Este post está dedicado a Fender, que es quien me preguntó por primera vez "¿por qué siempre soy yo el que se corre?"


21 comentarios:

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

La vida misma es la lucha por el espacio vital. No hay de qué quejarse, las cosas son así. Y agradezca que ocupa un lugar en el Universo, un lugar que nadie más puede ocupar cuando Ud. lo hace, por mucho que el otro quiera acercarse. Eso - ocupar un lugar único en cada momento - es existir. Agradezca que existe.

El rincòn de mi niñez dijo...

Cassandra ,me sentí identificada con este post.Harta de tanta amabilidad y que los demás te pisoteen.
Harta de la gente que no es capaz de mirarte a los ojos.
Me encanta una vez a la semana darme una vuelta por capital.
Pero me enferma la gente que te atropella,y te mira prepotente.
Tambíen me pasa subir al colectivo en capital y saludar con un buenas tardes y el colectivero me mira extrañado, varios me echaron sonrisas de no creer que hasta me incomodaron , vaya a saber que piensan .Y despúes se te quedan mirando los pasajeros.
Es que algunos van por la vida así...sin importarle nada ,ni nadie!!!
Te hacen sentir bicho de otro pozo.
Besos

Anónimo dijo...

Uff y viajar en un bondi REPLETO a las 7 de la mañana?? Mejor ni te digo, te empujan, te apoyan, te codean, te pisan...hasta te tiran del pelo!
Siempre es uno el que se corre....si siempre nos movemos nosotros...quiénes son los que no se mueven?? Yo siempre cedo el paso...no sé si hago bien o mal.
Pero reconozco un par de veces haber empujado a propósito, solo para que la persona que estaba atrás mio se diera cuenta que me estaba aplastando!

Cassandra Cross dijo...

Walter: Bienvenido! Hace un tiempo tenía esto en mente, y se me ocurrió que podía darle a otros la posibilidad de ser corteses, como suelo ser yo cuando circulo por cualquier lugar (calle, supermercado, cine, librería, edificio, etcétera). Lo del espacio vital es dolorosamente cierto, y en ciudades grandes se siente un poco más, pero yo creo que la vía fácil es tomarlo como una lucha en el sentido literal de la palabra y seguirle el juego de topetazos a la gente... asi no vamos a aprender nunca.
Gracias por tus palabras.

Marisa: No vayas a dejar que te venza ese cansancio, eh! Creo que es mejor enfrentar una mirada de extrañeza por un exceso de cortesía,que soportar el malhumor constante del que atropella y sólo espera ser atropellado. Después de todo, quién sabe... por ahí entre toda la gente que te mira hay alguien a quien inspirás. Yo he aprendido las mejores lecciones y actitudes justamente de "bichos de otro pozo".

Gracias por pasar!

Anónimo dijo...

Como dijo Podeti, invasión de la burbuja personal!

Cassandra Cross dijo...

Rubiaa: Jajaja! Tal cual. Y te imaginás si la burbuja fuera de verdad? Tardamos dos segundos en averiarla.
¿Probaste darte vuelta y decirle al desubicado que te pisa/aplasta/empuja y apoya "Señor, sea tan amable de dejar de pisarme/aplastarme/empujarme/apoyarme"? Si la respuesta es "Pero cómo querés que haga, con toda esta gente, blablabla", siempre podès retrucar que basta con que te pidan disculpas si te hicieron algo. Si yo piso a alguien y lo hago doler, lo mínimo que me sale es pedirle disculpas por el inconveniente. No sé. Me parece tan lógico y fácil de hacer...

Abrazote.

El Profe dijo...

Cass, es tan penoso ver que la gente no tiene el mínimo de cortesía en sus costumbres. Las frases: "Por favor-Perdón-Disculpe-Permiso-Gracias-Buenos días-Hasta luego",ya son una antigüedad sin valor. En la vereda, en los pasillos, en las calles... nadie da paso. Ni hablar de los conductores, que por desgracia han olvidado aquel tiempo en el que usaban sus piernas para caminar. La senda peatonal no existe, ni el ceda el paso. Pocos jovencitos respetan si quiera a quienes con más experiencia los míramos desde lejos.
Bueno, me puse serio, porque esto preocupa y porque como padre yo sigo las enseñanzas que a mi me dieron. Por suerte estoy haciendo buen trabajo, no lo digo yo :D.
¡Un abrazote Cass!
¡Y CORTESÍA O!

Manuelita dijo...

Buena conclusión: todos tus lectores somos urbanamente atentos y considerados.
¿Y los que transitan por la calle inmersos en su burbuja?, o bien se quedan en ella el resto del día también, o en el mejor de los casos no comentan por avergozados.

Lady Kelvin dijo...

Tiene usted razón, la cortesia absoluta no falla.
Pruebe con un "permisiiiiiiiiiito" de voz aflautada y sonrisa lela cuando ve que se le viene el mamotreto-no-eye-contact y verá como se corre espantado.
No le conté nunca del día que toqué timbre, se abrio la puerta y baje del cole al grito de "chau y gracias por todooooo"?. El cole lleno y el chofer mirandome con cara de "¿lo qué?" por el espejo ese que tienen. Confieso que fue de colgada, venía en mi mundo, no es que andaba yo con ganas de testear ninguna hipótesis antropológica como en su caso.
Bueno, hecho el aporte, me retiro....

Cassandra Cross dijo...

Profe: No se amargue. Usted (y por lo que veo, unos cuantos más) al menos seguimos intentando. Cortesía a full hasta que la gente cambie, y a la mierda todo!

Manuelita: Al menos sembramos buena intención... Sabés que me hiciste acordar a un querido amigo que responde a tu descripción de la burbuja eterna? Qué lo tiró las patas.
De los avergonzados también habrá, sin duda!

Lady: Lo hago todo el tiempo. Tengo testigos ;-)
El tema es que ya lo único que me falta es ponerme melosa (o sea, cortés hasta el absurdo) o remilgada, porque algunos casos son imposibles!

Gracias a todos por pasar.

Vill Gates dijo...

En Página 12 de hoy hay un artículo que habla sobre las dificultades de las mujeres en los espacios públicos, especialmente en los transportes. Ni te digo con embarazo a cuestas.
Siempre recuerdo a una abogada que trabajaba conmigo, una rubia divina, casada y con una bebita que al final siempre decía "Ustedes no saben ¡Es difícil ser mujer!" y me dejaba pensando...

Anónimo dijo...

Cass: yo te comprendo totalmente. Yo también soy de las que da paso antes que atropellar, pero ya no por educación sino porque odio que me rocen siquiera. Recuerdo como en el bondi terminaba en el rincón más recóndito con tal de que no se apoyaran en mi espalda o en mi brazo a descansar el peso. ¡Qué odio me daba! La gente es viva y no le importa nada, absolutamente nada. Pero eso es un flagelo de las grandes ciudades donde todos están acostumbrados a que falte el espacio. Tarde o temprano los que somos amantes de nuestro propio espacio optamos por alejarnos de esos centros urbanos contaminados en tantos sentidos. Te deseo toda la suerte. Besos con aire fresco.

Cassandra Cross dijo...

Vill: Es difícil para mí, que voy tapada como una monja y con cara de "animate conmigo y cobrás"... me imagino claramente cómo debe ser para las chicas más femeninas que yo. Los hombres a veces ni sospechan el nivel de hartazgo que acarrea encima una mujer que termina un día largo de trabajo y va a su casa... a seguir laburando.

Lucy: Se agradecen mucho tus besos! sobre todo porque aquí no termina de llegar la lluvia. Yo estoy en proceso permanente de "amigamiento" con la ciudad. Me hago a mis circunstancias: debo vivir acá, es lo que elegí, quizá más adelante mi lugar sea otro. Pero lo que soy, mi espacio, con todo y fobia a la gente, va conmigo. Es un pensamiento alentador en días jodidos.

Gracias por sus comentarios.

Nene Tonto dijo...

Me pasa exactamente lo mismo... Es de pajueranos* que nos pasa!

(*Término que usted me cedió una vez, a la hora del alumerzo)

Abrazo
P.

Anónimo dijo...

Usted se corre porque cada 100 habitantes nace un ser al cual realmente le rompe tener contacto físico innecesario pero también cada 100 habitantes nacen 20 que creen que su paso es más veloz/válido/productivo/lindo/sexy/ejecutivo y por lo tanto no se correran... será la larva social quien deba hacerlo.

Yo soy de las que dicen "De nada" a los gritos sólo para fastidiar.

Zippo dijo...

Ud, Cass, necesita un curso de "mauls & rucks" con Felipe Contepomi, y después, a la calle en modo desaforado.
V a ver que es lindo cómo cae la gente para los costados. XD

Anónimo dijo...

sucede en casi todas partes, pero quienes trabajamos en el microcentro estamos más expuestos al virus y a enfermarnos.
nos expropian el espacio minimo vital y movil (cuac!) y no garpan.
vos decís "cortesía absoluta"?
voy a probar,a los golpes me fue mal

Cassandra Cross dijo...

Nene: Ay qué tiernis! Nosotros, los pajueranenses. En fin...

Zorra: A vos no te puedo mentir. Me corro para no terminar yéndome a las manos. Cuando se me suelta la lengua no perdono ni a una dulce ancianita como, ponele, tu abuela.
(Jeje... "de nada"!!)

Zippo: Uh, no me tentés, por favor.

Catu: Esapto. Tal cual. Entonces, cortesía absoluta. Y si no funciona siempre se puede volver al primer hervor... digo, amor.

Gracias a todos por pasar!!

Estrella dijo...

¡¡Qué bueno!! Lo mismo me pregunto yo!

Anónimo dijo...

La verdad, ser peatón en BA es medio una odisea. (Bue, si manejás, será parecido, pero no es mi caso).
Por lo demás, mi espacio vital no solo es invadido en la calle, sino en mi propia casa, por mis vecinos, día y noche, lo que me genera mucho cansancio físico y mental (u "odio y ganas de matarlos", según la ocasión).
¿Les será tan difícil comprender que si quisiera escuchar su música les pediría el CD? ¿Que si quisiera escuchar sus conversaciones los invitaría a tomar algo?
Dos cosas más: si en la calle, te empeñas en buscar el contacto visual, ¡¡¡guarda con la caca de los perros!!! Yo camino mirando para abajo, no por mal educad@, sino para evitar los innumerables mojones caninos.
La otra es una aclaración del otro comment (por si hiciere falta): BA, la gente, puede ser previsible si uno sabe observar (y los universitarios, privados o públicos, son muuuuy previsibles).
Saludos

Cassandra Cross dijo...

Estrella: Es bueno darse cuenta que somos más de los que pensamos.

Olga: Le juro que prefiero ser peatón. Vivo muy cerca del centro y me da mucha angustia ajena la galleta de tránsito que se arma (sobre todo llegando el fin de semana, y ni le cuento si hay cortes u obra). No puedo evitar pensar que los que van dentro de autos, taxis y colectivos están perdiendo tiempo valioso de su vida, además de desperdiciar paciencia y cargarse de mala vibra.
Algo estuve leyendo de su blog. Lo de sus vecinos es terrible, lo sabemos quienes hemos sido inquilinos recurrentes; pareciera que no hay derecho a pataleo y que lo único que importa es el "mecagoenelotro" sistemático.
De la caca de los perros me salvó hasta ahora un sexto sentido muy desarrollado por una madre obsesiva (creo que en mi infancia le escuchaba más veces decir "guarda con la caca" que "abrigate") y el haberme criado parte en la ciudad, parte en el campo.

Gracias por pasar!