No me gustaría darle la razón a los Wachowski, pero lo cierto es que una vez que vi Matrix, mi percepción sobre los déjà vu se trastocó para siempre. Sería un alivio (relativo, pero alivio al fin) saber que detrás de esas alteraciones espaciotemporales, jugarretas de la memoria y demases existe una lógica, aunque sea inverosímil e incluso absurda.
Como tengo una memoria a largo plazo bastante amplia, puedo recordar el primer déjà vu consciente que tuve.
Fue a los seis años. La familia que vivía al lado de casa se había mudado a otra zona, y en los primeros días extrañamos mucho a Ana (un año mayor que yo) y Malvina (un año menor), con quienes jugábamos en las siestas, compartíamos el colegio y algunas meriendas. Fueron las primeras "amigas del barrio" que tuvimos. Recuerdo que nos llamó muchísimo la ingenuidad con que creían a sus padres las historias sobre el Ratón Pérez, Papá Noel y los Reyes... Papá y mamá, que nunca habían alentado esas fantasías en nosotros, nos prohibían que les contáramos que Papá Noel y los Reyes Magos no existían o que nos riéramos de esa ingenuidad perfectamente normal para la edad.
La cuestión es que un par de semanas después de la mudanza, volvieron al barrio de visita. Y cuando Malvina saltó de la vereda de Nico (el otro vecino) a la nuestra para saludarnos, yo sentí que ya había vivido eso: el momento preciso del salto, la expresión de Malvina y Ana, sus palabras exactas. Y la impresión fue tan fuerte que apenas terminé de decir "hola", corrí a contárselo a mis padres. La respuesta fue tan simple que me descolocó aún más: "Eso pasa a veces, como tener sueños de cosas que después se cumplen".
Mis padres siempre usaron esa lógica naturalista para explicar las cosas que más me llamaban la atención, como si minimizando el asombro ante mis hallazgos pudieran mermar mi propia capacidad de maravilla, o desalentarme de alimentar fantasías más descontroladas.
Lo único que conseguían era exacerbar mi curiosidad. ¿A todos les pasaba? Entonces, tenía que tener un nombre. Había que encontrar una recurrencia, una regla. Y entre paquetris para el colegio y visitas a los diccionarios, más preguntas a los abuelos, logré reconstruir la sensación, si no la definición exacta.
En los últimos días estoy experimentando sucesivos déjà vu. Tienen que ver con cuestiones cotidianas, nada sorprendente: algunos sueños, palabras anticipadas, música que se conecta a un lugar o momento específico, reacciones que mi cuerpo no tenía hace años.
El pico fue el viernes. Y sin ánimo de buscar causalidades, ¿tenía que ser justo un 8 de agosto de 2008? Esa seguidilla de números me pone un poco nerviosa. Lo peor es que parece que no me pasa solamente a mí. Al menos cuatro personas en la última semana me hablaron de sus respectivos "ya visto".
Nada me produce más intriga que las recurrencias. ¿Por dónde empezaré a buscar las señales esta vez?
Como tengo una memoria a largo plazo bastante amplia, puedo recordar el primer déjà vu consciente que tuve.
Fue a los seis años. La familia que vivía al lado de casa se había mudado a otra zona, y en los primeros días extrañamos mucho a Ana (un año mayor que yo) y Malvina (un año menor), con quienes jugábamos en las siestas, compartíamos el colegio y algunas meriendas. Fueron las primeras "amigas del barrio" que tuvimos. Recuerdo que nos llamó muchísimo la ingenuidad con que creían a sus padres las historias sobre el Ratón Pérez, Papá Noel y los Reyes... Papá y mamá, que nunca habían alentado esas fantasías en nosotros, nos prohibían que les contáramos que Papá Noel y los Reyes Magos no existían o que nos riéramos de esa ingenuidad perfectamente normal para la edad.
La cuestión es que un par de semanas después de la mudanza, volvieron al barrio de visita. Y cuando Malvina saltó de la vereda de Nico (el otro vecino) a la nuestra para saludarnos, yo sentí que ya había vivido eso: el momento preciso del salto, la expresión de Malvina y Ana, sus palabras exactas. Y la impresión fue tan fuerte que apenas terminé de decir "hola", corrí a contárselo a mis padres. La respuesta fue tan simple que me descolocó aún más: "Eso pasa a veces, como tener sueños de cosas que después se cumplen".
Mis padres siempre usaron esa lógica naturalista para explicar las cosas que más me llamaban la atención, como si minimizando el asombro ante mis hallazgos pudieran mermar mi propia capacidad de maravilla, o desalentarme de alimentar fantasías más descontroladas.
Lo único que conseguían era exacerbar mi curiosidad. ¿A todos les pasaba? Entonces, tenía que tener un nombre. Había que encontrar una recurrencia, una regla. Y entre paquetris para el colegio y visitas a los diccionarios, más preguntas a los abuelos, logré reconstruir la sensación, si no la definición exacta.
En los últimos días estoy experimentando sucesivos déjà vu. Tienen que ver con cuestiones cotidianas, nada sorprendente: algunos sueños, palabras anticipadas, música que se conecta a un lugar o momento específico, reacciones que mi cuerpo no tenía hace años.
El pico fue el viernes. Y sin ánimo de buscar causalidades, ¿tenía que ser justo un 8 de agosto de 2008? Esa seguidilla de números me pone un poco nerviosa. Lo peor es que parece que no me pasa solamente a mí. Al menos cuatro personas en la última semana me hablaron de sus respectivos "ya visto".
Nada me produce más intriga que las recurrencias. ¿Por dónde empezaré a buscar las señales esta vez?
11 comentarios:
La ciencia intenta terminar de encontrar la explicación racional al déjà vu.
Sin embargo, hace más o menos media vida, yo acostumbraba escribir mis sueños cuando los recordaba y me parecían especiales. El caso es que una vez me ocurrió algo fuera de lo común y... ¡yo YA lo tenía escrito de antes, en forma de sueño!
Así que de nada puedo estar seguro. Salvo de quién sabe.
¿Qué es esa música?
Vos que sos bien cinefila te acordaras del final de "Naufrago", con sus señales y sus imagenes que acompañan.
Y donde buscar señales? Supongo que en el mismo lugar.
Te acordas de la frase? seguro que si.
"Hay que seguir respirando, uno nunca sabe que traerá la marea"
Muy bueno! besos
Unser: Qué interesante artículo... habrá que esperar el resultado. Si se pudo descubrir el origen químico de los estados de ánimo, a esta altura...
Esa costumbre de escribir los sueños la agarré cuando adolescente y la abandoné por el mismo motivo que se abandonan los diarios íntimos: cuando empiezan a correr peligro de caer en manos ajenas. Pero era una buena costumbre. Habría que retomarla, no le parece?
Estrella: Esa música la puse para sacarme un antojo. Hace un año y medio más o menos pensé que ese tema sería un buen leitmotiv musical para mi blog, me desalentaron varias veces diciéndome que es MOLESTO, así que seguramente la saque en unos días más.
El track es el número 7 de una banda sonora que me encanta. Se llama "Kodamas" y es de Joe Hisaishi, forma parte de la banda original de sonido de la película "Princesa Mononoke", de Hayao Miyazaki. Una de mis películas preferidas, por cierto bellísima y con un fuerte mensaje.
De hecho, mi avatar es un Kodama. Está adaptado de un fotograma de la misma película.
Pablo: Claro que me acuerdo. "Náufrago" fue una película que me dejó un sabor a poca cosa, pero tiene momentos grandiosos y definitivamente esa frase es todo un disparador de imágenes personales.
Un secreto para que mi existencia no se agote y siga siendo todo lo rica que yo quiero: No dejo de buscar. Y ya se sabe que el que busca encuentra.
Gracias a todos por pasar!
Coincido 100% con Pablo. Seguir buscando, seguir viviendo.
beso grande, Cass!
Coincidimos una vez más, entonces, Rubiaa :-)
Saludotes!!
Si, me confieso padeciente de estos momentos que sin quererlos se repiten una y otra vez. A veces me ha llegado a cuestionar cual es su naturaleza real.
¿Es acaso el de arriba el que cada tanto tildado el sistema reinicia para que todo fluya?
Me gusta pensar en cuestiones más sobrenaturales que un simple juego de la memoria.
Es hereditario mi hijo comprendió el significado dl Deja Vú hace poco también. ¿Será hereditario?
¡Un abrazote!
Tu relato me recordó mucho a "Final del juego", tanto por la anécdota como por la forma de contar.
Se agradece.
On topic: también prefiero la versión extraordinaria del asunto. Supongo que será consecuencia de nuestros instintos lucifereanas.
Profe: Indudablemente, una de las razones fundamentales es llamarnos la atención sobre algo. ¿Qué de todo, exactamente? No se sabe. Ahí está lo apasionante, la trampa. Ojalá su hijo sepa sacarle más provecho, ojalá las próximas generaciones fueran más sabias, aprovecharan mejor este tipo de maravillas contra cualquier escepticismo. Gran abrazo para usted!
Manuelita: ¡Por favor!, se agradecen aún más tus apreciaciones sobre un texto hijo del más puro caos. Qué elogio. "Fin de juego", nada menos.
Y sabé algo: nos criamos aparte, pero evidentemente terminamos arrejuntados por algo! Qué cosas tiene la virtualidad.
Gracias por pasar!
supongo que ese tipo de sensaciones se dan más cuando mas abierta tenes la mente, quizas estes pasando por alguna situacion actual que te esta haciendo replantear tu vivir y te aleja de los problemas cotidianos. Muy interesante tu blog, vengo del de Kachivache. Te sigo leyendo.
Cassandra,Cuando tengo estas "casualidades" me asusta.
un beso
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