sábado, octubre 17, 2009

Decir por decir

Las vi y me llenaron de una felicidad que ni la mínima bronca puede empañar.
Las vi y todo tuvo otro sentido. Recordé que la libido bien puesta (en tus objetivos, en la gente que querés y en lo que sabés hacer mejor, sobte todo) es la medicina perfecta y que todo lo demás son fuegos artificiales.
Lo recuerdo ahora mirando sus fotos.
Lo tengo presente viéndolo a él trabajar a pocos pasos de distancia de mi escritorio.

Creía que no me importaba caerle bien a nadie, pero a esta altura sé que quiero que esos pocos "ellos" me sigan queriendo así, como yo los quiero, aunque más no sea la mitad de lo que yo los quiero. Que es tanto que no puedo abarcarlo con la palabra ni con el pensamiento.

Gracias a ustedes me salvo del desastre cotidiano, de la marea roja, de la depresión que siempre acecha y de las malas compañías.

Un deseo para el futuro: si este blog me sobrevive, quiero que ellas lo encuentren y sepan que las amo. Usted, el que lee siempre, ya lo sabe.

Los demás: sepan disculpar las catarsis sucesivas, pronto habrá un retorno a la programación levemente más amigable de siempre.


1 comentario:

Fodor Lobson dijo...

¿decir al cuadrado?
cuack
vamos, darling, 'parriba, 'parriba