Estoy sentada dentro de mí misma.
Guardada dentro de mí misma.
Desde allí, a salvo, veo el mundo pasar
veo a la gente caminar, escucho ruidos en sordina
los ángeles me soplan al oído y dejo de filtrar la luz;
el universo se tiñe de ocres, verdes, amarillos
vira al naranja, al rojo, al rosa.
Alguien me habla, no registro que es alguien conocido
hasta que pasó de largo (así me va).
El afuera me es ajeno. Apenas vuelvo en mí
cuando veo que llegás,
tan con los pies en la tierra,
tan conectado con el mundo,
tan diferente de mí
y tan oportuno...
que no parece que fuéramos uno
sino dos entrelazados que se complementan.