Retomando la vieja tónica "una de cal y otra de arena", estoy obligada (conmigo misma ante todo) a hacer una errata sobre el post anterior.
No sé si una errata o un acto de sincericidio. En todo caso no lo invalida. Lo que escribí en ese momento era lo que sentía. Pero nació de algo que no era tan positivo ni tan bueno. Nació, como muchísimas de mis catarsis, de un momento bajo, de ese lado oscuro que a veces me asusta y mando a guardar antes de que me desborde. Y que otras veces (como pasó el viernes, por caso) pude sublimar.
Empezó hace algunas semanas. Me quedó dando vueltas en la cabeza, y necesité escribir esto, apenas unos días después:
Todavía no logro conciliar los dos extremos del abandonicismo: el propio y el ajeno. Supongo que en un punto me cansé de dar hasta que dolía. Me cansé de brindarme, de dar tiempo, calidez, compañía, la mano de obra para un mate vespertino, la voluntad para hacer de "chica de los mandados" cuando una depresión arrojaba a algún ser querido a la cama.
Me cansé de poner la oreja sistemáticamente.
Me cansé de posponer mis necesidades y las de otros seres muy queridos porque "solamente vos me podés ayudar".
Pero una no se cansa así como así de la gente que quiere, créanme. Una no se cansa de dar, dar y dar. Tampoco se cansa de esperar, porque cuando se ama con todas las letras, cuando se siente un afecto verdadero por la persona que nos requiere, no se espera nada a cambio. Sólo ruega porque el sufrimiento se termine, porque esas lágrimas queden restañadas y olvidadas, por verlo o verla volver a sonreír. Y no hay manera de que esa espera y esa entrega sean un sacrificio, cuando se quiere auténticamente.
Yo me cansé el día que comencé a darme cuenta que mayormente había servido de paño de lágrimas. Como mano de obra barata y accesible para gran parte de aquellos maravillosos seres humanos a los que quiero con toda mi alma, y que a la hora de divertirse y festejar los buenos tiempos eligieron a otros y no a mí. Que a la menor vuelta de la fortuna a su favor, volvieron al mutismo, a no responder llamados y a olvidarse de las fechas importantes.
Tal vez sea cierto que los que servimos de consuelo y compañía en tiempos de tristeza somos un mal recuerdo para las personas felices. Que tal vez tenernos cerca sea como un mal agüero o el recuerdo mordiente del dolor pasado. Pero... ¿y nuestros propios malos tiempos? ¿A quién recurre "el fuerte" cuando la fuerza lo abandona, si no es a los amigos?
¿Y qué puedo pensar cuando ese amigo a quien me brindé, por el que pasé noches en vela, del que escuché todos los secretos y a quien hice de soporte cuando no podía tenerse en pie, desaparece sin dejar rastro? O está sistemáticamente ocupado, pero después encuentra tiempo para verse con otro amigo en común, descontando con ingenuidad que "a vos no te importa esperar". En el peor de los casos, te sacudirán el "es que soy un colgado" o te volcarán el speech acusándote de lo mismo. Ce' igual.
Me molesta. El abandonicismo de mis amigos me molesta tanto como me remuerde la conciencia el mío propio.
Pero como al mismo tiempo soy siempre la primera en acercarse, me declaro en vacaciones de esa culpa por tiempo indefinido.
(A la luz de esta catarsis, creo que queda bien claro que lo mío es el día a día. Porque seguro mañana estaré pensando en llamar por su cumpleaños a esa amiga que no se acordó del mío, ni me llamó en ocho meses pese a la última extensa charla que tuvimos, donde me repitió que mi compañía le gusta y le hace bien... "Que no se corte". Y todas esas mierdas que escupo para olvidarme y cuando menos lo pienso, vuelven).
No sé si una errata o un acto de sincericidio. En todo caso no lo invalida. Lo que escribí en ese momento era lo que sentía. Pero nació de algo que no era tan positivo ni tan bueno. Nació, como muchísimas de mis catarsis, de un momento bajo, de ese lado oscuro que a veces me asusta y mando a guardar antes de que me desborde. Y que otras veces (como pasó el viernes, por caso) pude sublimar.
Empezó hace algunas semanas. Me quedó dando vueltas en la cabeza, y necesité escribir esto, apenas unos días después:
Porque también han cambiado las amistades, más por falta de costumbre de tenerme en cuenta, más por acostumbramiento a que sea yo siempre la que busque sostener el contacto hasta que se me vence la mano y ya no la levanto ni para marcar esos números en el teléfono.
Todavía no logro conciliar los dos extremos del abandonicismo: el propio y el ajeno. Supongo que en un punto me cansé de dar hasta que dolía. Me cansé de brindarme, de dar tiempo, calidez, compañía, la mano de obra para un mate vespertino, la voluntad para hacer de "chica de los mandados" cuando una depresión arrojaba a algún ser querido a la cama.
Me cansé de poner la oreja sistemáticamente.
Me cansé de posponer mis necesidades y las de otros seres muy queridos porque "solamente vos me podés ayudar".
Pero una no se cansa así como así de la gente que quiere, créanme. Una no se cansa de dar, dar y dar. Tampoco se cansa de esperar, porque cuando se ama con todas las letras, cuando se siente un afecto verdadero por la persona que nos requiere, no se espera nada a cambio. Sólo ruega porque el sufrimiento se termine, porque esas lágrimas queden restañadas y olvidadas, por verlo o verla volver a sonreír. Y no hay manera de que esa espera y esa entrega sean un sacrificio, cuando se quiere auténticamente.
Yo me cansé el día que comencé a darme cuenta que mayormente había servido de paño de lágrimas. Como mano de obra barata y accesible para gran parte de aquellos maravillosos seres humanos a los que quiero con toda mi alma, y que a la hora de divertirse y festejar los buenos tiempos eligieron a otros y no a mí. Que a la menor vuelta de la fortuna a su favor, volvieron al mutismo, a no responder llamados y a olvidarse de las fechas importantes.
Tal vez sea cierto que los que servimos de consuelo y compañía en tiempos de tristeza somos un mal recuerdo para las personas felices. Que tal vez tenernos cerca sea como un mal agüero o el recuerdo mordiente del dolor pasado. Pero... ¿y nuestros propios malos tiempos? ¿A quién recurre "el fuerte" cuando la fuerza lo abandona, si no es a los amigos?
¿Y qué puedo pensar cuando ese amigo a quien me brindé, por el que pasé noches en vela, del que escuché todos los secretos y a quien hice de soporte cuando no podía tenerse en pie, desaparece sin dejar rastro? O está sistemáticamente ocupado, pero después encuentra tiempo para verse con otro amigo en común, descontando con ingenuidad que "a vos no te importa esperar". En el peor de los casos, te sacudirán el "es que soy un colgado" o te volcarán el speech acusándote de lo mismo. Ce' igual.
Me molesta. El abandonicismo de mis amigos me molesta tanto como me remuerde la conciencia el mío propio.
Pero como al mismo tiempo soy siempre la primera en acercarse, me declaro en vacaciones de esa culpa por tiempo indefinido.
(A la luz de esta catarsis, creo que queda bien claro que lo mío es el día a día. Porque seguro mañana estaré pensando en llamar por su cumpleaños a esa amiga que no se acordó del mío, ni me llamó en ocho meses pese a la última extensa charla que tuvimos, donde me repitió que mi compañía le gusta y le hace bien... "Que no se corte". Y todas esas mierdas que escupo para olvidarme y cuando menos lo pienso, vuelven).
21 comentarios:
Doña Agus!, dejé el ámbito call center y estoy en una librería!, así que puedo conseguir descuentos enormes y encargar libros agotadísimos!!! si necesita algo, chifle.
La abraza,
Pol.
Soy abandónica por natura, Cass...
(Eso es básicamente todo lo que me queda por decir después de este post tuyo. que feo verse reflejado en otro cuadno no se refieren a una en particular... no, perá. Además de abandónica soy cola de paja... mejor, mtis por el foro)
Besotes, adorote.
Es lo mejor que podés hacer en este momento, Cass, y eso no quita que los quieras menos. Yo voy y vengo, justamente porque en un época fuí muy asi, y uno se cansa, las responsabilidades se suman, los tiempos se acortan y nuevos amigos aparecen y viejos se van.
Los verdaderos amigos no te van a reprochar jamás estas vacaciones que te tomás. Yo tengo dos mejores amigas, y puedo pasar meses de abstinencia de ellas, que incluso los hemos pasado porque nuestras vidas han cambiado mucho desde la época en que pasabamos todo el dia juntas, pero cuando nos reencontramos, es INCREÍBLE, es como si hubiera pasado un dia, no cambia nada, siempre es lo mismo cuando estamos juntas, pase lo que pase. Eso hay que rescatar y no preocuparse mucho por lo demás.
Bah, eso creo yo.
Además yo creo que vos debés ser una amiga maravillosa, y me lo confirma una amiga en común que tenemos, que se desvive cuando habla de vos...
Me gusta mucho como escribís, te lo dije?
beso!
Entiendo sus cuitas, más no su enojo. "De los amigos hay que esperar poco", me dijo un amigo, "así siempre te sorprenden".
En definitiva, uno tiende a creer que son algo más que simples personas, pero lo mejor es no pedirles demasiado. Aún cuando han sido capaces de dar o recibir en cantidad. Mejor la sorpresa grata que la decepción.
Ser capaz de dar es lo único que importa en una amistad. Una persona generosa siempre tendrá amigos, aunque no sean más que futuros ingratos (y éstos terminan solos, créame).
Como decía Troilo, es peor un ingrato que un infidente.
Nene: Qué bueno! y a vos te parece andar dándome las noticias por esta vía! será de Dio... bue, va mail, contestá, carajo. Besos!
Naty: Y yo descubrí que también. Con la diferencia de que ya no te pido nada... ni una oreja, ni perdón, si te mandé al cajón del olvido. Preferiría eso de mucha gente. Preferiría que se olviden de mí del todo. Enorme abrazo!
Rubiaa: Claro que hay amistades que se saltean toda la regla, incluso esta catarsis mía! Yo no soy quién para ponerme de ejemplo de amistad. Me limito a estar ahí y hacerle caso a mi corazón cuando me pide ver o hablar con alguien querido, pero a la vez soy muy cumplida y no me gusta sentir que impongo mi presencia. Entonces, retrocedo y le doy la oportunidad al otro de avanzar, como es lógico. Las veces que el avance nunca llegó son dolorosas, y a la vez reveladoras. Por ahí lo que debería hacer es dejarme de romper las bolas, relajarme y gozar y que cada quien haga lo que quiera. De todos modos, no estoy libre de decepcionarme de nadie. Y de esa decepción no hay vuelta.
(Gracias! me pongo colorada :-$)
Fender: Molestia, no enojo. Aunque sí, puede ser porque hago berrinche y me pongo triste que lo interpreta así.
Seguiré su consejo. No se canse de ser mi Pepe Grillo, eh.
Gracias por pasar!
Me ha encantado tu blog
Me parece que a muchos nos pasa lo mismo, de tanto en tanto. Todos queremos que nos quieran, deseamos sentirnos necesarios para el otro, respetados, cuidados.
No sé, supongo que algunos lo dicen, lo sacan afuera, "hacen berrinches", como decís vos. Y otros, en cambio, sufren en silencio o no lo quieren ver, porque les resultaría muy doloroso.
Saludos! (Y muy agradecida por las recetas de hoy!):
En algún momento esto nos pasa a todos, he tenido estas idas y venidas y me han molestado cosas similares... he molestado cometiendo varios errores de amigo que non está con quien lo necesitó y también me lo han hecho padecer.
El día a día es una manera sana de vivir, pero la amistad es necesaria, no hay que sentir culpa ni obligación... es cuestión de darse al otro.
¡Un abrazo!
Laura: Bienvenida y ... gracias! Qué decir. El tuyo me parece lindo, aún discontinuo! Paso cada tanto, sin hacer mucho bochinche. Salud y buena vida :-)
Estrella: Cómo me gustaría hacerme la superada y decir que por supuesto que YO NO necesito sentirme respetada, cuidada, necesitada por otros. Pero sería mentira.
Espero que les aprovechen las recetas, aún a futuro!
Profe: Perfecto remate. La amistad es necesaria. Nos hacemos de amigos porque tenemos la necesidad de otros, de estar con y para otros, de darse a otros y disfrutar de su compañía. Gracias por tus palabras.
Y como siempre, gracias a todos por pasar.
de nada
Hay gente, como vos, que tiene la virtud (o la desgracia, según el momento) de ser el nexo de muchos mundos, que vive en ese lugar común donde su gente vuelve cada vez que la necesita, pero donde no quieren quedarse.
Por eso siempre hay que saber gritar, porque lo que se merece hay que aprender a esperarlo, pero si no viene solo, a exigirlo.
Por lo demás, a veces es sano depurar el entorno, y quien ya no nos hace bien apartarlo.
tiene algo PARA USTED en mi blog...
nene yo no soy Cass pero no habra un agotadisimo para mi? daaale hay libros que ya no sé donde buscarlos.abrazo. mil gracias
Humanoide: Jí! ^_^
Manuelita: Siempre resume bien mi sentir. Me hace muy bien leerla!
Sibila: WOW. Y Gracias!!!
Catador: Ajajá! así lo quería agarrar, entrando a hurtadillas ... y nada menos que para jetearle algo al nene!!! Buh! igual, él es tan servicial que seguro le consigue alguito. Tírese el lance.
Saludos y buen finde para todos!!
grande Cass
sabes que libros?
Rabia de Bizzio y las islas de Gamerro. Inhallables.
Con esos dos me conformo, nene
cha gra
A aquello de que a los tibios los vomita dios, le agregaría también a los ingratos.
Pero no serías vos, aunque a veces deberías ser menos vos y más yo.
O sea, impiadoso.
;-) me'plico?
A veces es bueno darse un baño de egolatría y autoestima e internalizar que son ellos los que se la pierden ;-)
Digo yo...
En cierta forma Cass, ese es el destino de los superhéroes y no lo digo con ironía.
Creo que descorazona pensar en lo que no recibimos a cambio, o mejor dicho, esperar el "retorno" del que no está.
Lo jodido es cuando uno necesita de ese alguien y no está.
Pero termino como empiezo, es el destino del superhéroe, anónimo, sin película ni capa roja.
La naturaleza te lleva actuar como lo hacés y está el otro lado de la moneda, el que nos hace sentirnos necesitados como cualquiera.
El abandonicismo de mis amigos...ah es parte de la vida...nosotros cambiamos...ellos cambian..para bien , para mal o por lo que sea...si pasan 10, 20 o 30 años a veces se termina por causas que no son sencillas de explicar. Asi tambien aparecen luego de 20,40 años amigos que uno creia perdidos desde la infancia, extraños los seres humanos. besos
Me sentí de alguna manera identificada con lo que describís en tu post. Y también pasé malos momentos muchas veces por verme obligada a experimentar circunstancias similares. Pero soy feliz de ser "fuerte", como vos decís, y me di cuenta de que sólo hay que relajarse y no esperar nada. Tarde o temprano, la vida te sorprende y tus amigos también. Además, lo único que vale es lo que nace naturalmente de los corazones. Si se olvidan de una fecha de cumpleaños, no es porque no te quieran o se olviden de vos. No están consumiendo demasiado fósforo y la memoria les falla, o tienen demasiados problemas en qué pensar y no pueden con todo. Creo que a todos nos pasa al fin y al cabo. Un abrazo.
Catador: Seguro el nene se pone en campaña, pero dale tiempo que es colgaaaaaaado (así con muchas "aes")
Kchiva: Bienvenue. Pué ser. E'jasí.
Vill: Puede ser, nunca tuve madera de superhéroe. Y me quejo en reversa, soy la primera en reconocer mis propios abandonos.
Minombre: Definitivamente, estas cosas son para sentirlas más y pensarlas menos...
Lucy: Claro que nos pasa a todos, y es todo un síntoma de llegada a la madurez darse cuenta que no se puede cumplir con todos todo el tiempo. Relajarse será lo mejor.
Gracias a todos por pasar!
Cass, que loco...me pasa muchas veces que al leer alguna de tus catarsis, me veo reflejada, si bien en algo que pasó hace bastante.
Yo también pensaba que la cosa era un ida y vuelta,y aún hoy pienso que debe ser así.
Pero también sé que no es siempre de esta manera. Y que entonces, hay que aprender a dosificarse uno mismo.
Y responder a los que te responden.
Sino, uno termina sintiéndose un forro ( por lo usado, eh, no en el sentido de tonto)
Besitos, Cassy
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