... Sopla un aire en esta ciudad que parece venir de otro mundo.
No logro entender cómo por la misma calle del smog y los colectivos corre este viento que juega y parece traerme risas, recuerdos, imágenes de otro tiempo, de otra gente.
Me siento viva de otra manera, y me da vergüenza haber pensado (hace apenas unas horas) que sería capaz de dejarme morir de desesperación.
Mi eterno dramatismo. Tanto dar vueltas para terminar dándole la razón a otros. En definitiva, soy la hija de mi estado de ánimo... Menos mal que vivo en un mundo trágico pero hermoso, lleno de gente y a la vez vacío, completa pero incompleta... Siempre en el camino (¿hacia dónde? ¿y a quién le importa???)
Siento el corazón tan hinchado de felicidad que podría abrazar al mundo entero.... sii no me asustara tanto la gente que lo habita.
2 comentarios:
Hace un tiempo que tengo la sospecha de que siempre en la más profunda de las alegrías, existe un dejo de pena. No hablo de tristezas encubiertas, solo de destellos grises en el arcoiris.
Tal vez por eso es tan fácil pasar de un estado a otro, tan simple como prestar atención a otros detalles en el paisaje.
Todo está en todo.
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