miércoles, octubre 26, 2005

Más allá de la vida

Qué hay "más allá"?
Tan terrible es, que nos aferramos a la vida con desesperación?
Tan placentero y promisorio, que hay gente que renuncia a su vida por irle al encuentro a lo desconocido?
Qué tan duro puede ser el camino para alguien, que de la noche a la mañana decide dejar este mundo atrás?
Cuánto dolor se nos está permitido soportar para habilitarnos la decisión del suicidio?
No somos nadie para señalarnos unos a otros diciendo que es más valiente el que más aguanta... porque aguantar no necesariamente es resistir.
Cada quien conoce sus propios demonios. Yo conozco los míos en gran parte, y estoy convencida de que la vida puede ser una auténtica tortura a veces.
Sin embargo, cómo conciliar el auténtico amor con esta decisión egoísta? Cómo no pensar en aquellos a los que dejamos atrás? Cómo no dudar? Y aún así, cuando la puerta está cerrada y no se puede ver la salida... Cuando ante la mirada ansiosa no hay un solo rayo de luz, sólo tinieblas... Cuando los pies se apoyan en el filo de un abismo del que no conocemos el fondo, ni el principio ni el fin... siento que el ser humano que está en esta situación busca en definitiva, enloquecido, irracional, una salida que le permita escapar de la locura de seguir pensando que hay una salida, mientras sus ojos le muestran (engañosamente) que no hay una salida...
Y qué triste es pensar que si apenas hubiera dejado pasar unos segundos entre el momento cegador y la decisión de la muerte, la puerta se habria abierto sola, la luz habría aparecido, el abismo habría resultado no ser todo lo aterrador que parecía.
Claro que no todos pueden esperar a que el panorama se aclare... la desesperación es demasiado grande, el dolor demasiado cegador, el horizonte invisible.
Cuánta gente que podría haber resistido apenas unos segundos más, se dejó ir, justo antes del rescate?
Es lo mismo, un instante mágico, trágico. La salida verdadera, y la falsa. Como somos humanos, elegimos. Pequeño detalle: de una de esas decisiones, nunca se vuelve.
Y personalmente, prefiero elegir y equivocarme, pero seguir eligiendo, seguir equivocándome.
No juzgo tu dolor, no te condeno. Tantos te querían. Por qué...? Si pudiera hacerte apenas esa pregunta!
(A todos aquellos que alimentan en mí la obsesión del último pensamiento)

No hay comentarios.: