martes, octubre 03, 2006

Tengo una orquesta en mi cabeza

(nombre del primer track de la banda sonora de una peli que aún no se estrena, y que estoy escuchando en trance desde hoy a la mañana)
desde el fin de semana la música no sólo no acaba sino que acompaña mis pensamientos hasta un punto en que ya no puedo pensar sin ella, y cuando termina... recomienza.
Ya llegué a ese punto en el que no sólo imagino las escenas de mi vida y mis vidas potenciales, sino que sueño, realidad, literatura y música se funden, y estoy justo donde quiero estar.

He aquí que mi reino viene a instalarse en la Tierra de a poco, y Peter me alcanzó en sueños para susurrarme al oído, que nunca dejé el País del Nunca Jamás.



Sólo desearía que este impulso durara para siempre, y que mi nuevo lugar pueda ser un poco más mi hogar. El canalizador de esta alegría. Un cuarto propio. Mi casa.

2 comentarios:

Nene Tonto dijo...

A house is not a home dicen Benjamin Biolay y Chiara Mastroianni, y tiene muuucha razón, no?
nos vemos, akisakucassandraagus! qué chica polifacética!
abazo
pol

donnie dijo...

Tiempo al tiempo, mi niña Aki. Lleva un rato a una casa para que finalmente pueda convertirse en hogar. ¡No se rinda! Las muy guachas terminan cediendo a las insistencias (y a la invasión de espacios, en especial con todos esos libros y discos y cosas tan bonitas que llevás y traés con vos, de casa en casa, de hogar en hogar).