Es fundamental que haya una cierta penumbra cuando se enciende la hornalla. Un chispazo, dos, fuego medio. Luego apoyar la pava con agua hasta la mitad, tal vez un poco más.
Mientras esperás que tome temperatura llenás el mate (de calabaza o madera; si no, no hay chiste) en sus tres cuartas partes con yerba. Agitás suavemente hacia un costado, dejando un declive que no se corra.
La bombilla depende fundamentalmente del tipo de yerba que uses. Si tiene mucho palo, cualquier clásica "de paleta" es útil. Si vas a usar una yerba con mucha hoja y bastante polvo, es fundamental una bombilla de estructura aireada y fácil de desarmar o limpiar. La "comodín", infalible en cualquier tipo de mate, es la de resorte; difícilmente se tape si hacés las cosas bien.
La pava todavía no silba, pero ya pasaron un par de minutos y el agua está tibia. Antes de meter la bombilla, hay que humedecer la yerba para aclimatar el mate y, de paso, garantizarse un comienzo sin tapaduras. Un chorrito y esperar que baje; otro, y después otro. Sin apuro. Entre chorro y chorro, la pava al fuego. Ahora sí, poner la bombilla y el mate está, lo que se dice, "armado".
La temperatura puede ser un problema; no hay una sola pava que cante igual que las demás. Todas tienen su punto distinto. El único truco que no falla es espiar a contraluz la superficie del agua. Si mirás atentamente vas a ver temblar la superficie. Tan pronto aparezca una (sí; una sola) burbujita, como de gaseosa, apagá el fuego.
Cebá siempre cerca de la bombilla; el mate no es un patio. El error más común es echar el chorro de agua en el medio o regar toda la superficie. Una boludez que arruina el mejor de los placeres desde el comienzo. Y listo.
Mientras esperás que tome temperatura llenás el mate (de calabaza o madera; si no, no hay chiste) en sus tres cuartas partes con yerba. Agitás suavemente hacia un costado, dejando un declive que no se corra.
La bombilla depende fundamentalmente del tipo de yerba que uses. Si tiene mucho palo, cualquier clásica "de paleta" es útil. Si vas a usar una yerba con mucha hoja y bastante polvo, es fundamental una bombilla de estructura aireada y fácil de desarmar o limpiar. La "comodín", infalible en cualquier tipo de mate, es la de resorte; difícilmente se tape si hacés las cosas bien.
La pava todavía no silba, pero ya pasaron un par de minutos y el agua está tibia. Antes de meter la bombilla, hay que humedecer la yerba para aclimatar el mate y, de paso, garantizarse un comienzo sin tapaduras. Un chorrito y esperar que baje; otro, y después otro. Sin apuro. Entre chorro y chorro, la pava al fuego. Ahora sí, poner la bombilla y el mate está, lo que se dice, "armado".
La temperatura puede ser un problema; no hay una sola pava que cante igual que las demás. Todas tienen su punto distinto. El único truco que no falla es espiar a contraluz la superficie del agua. Si mirás atentamente vas a ver temblar la superficie. Tan pronto aparezca una (sí; una sola) burbujita, como de gaseosa, apagá el fuego.
Cebá siempre cerca de la bombilla; el mate no es un patio. El error más común es echar el chorro de agua en el medio o regar toda la superficie. Una boludez que arruina el mejor de los placeres desde el comienzo. Y listo.
Nunca falla.