Bueno, finalmente vi "
(500) Days of Summer". Miento si les digo que no tenía ganas de verla, aún si no me la hubieran recomendado tanto: las historias de desamor tienen ese qué se yo que siempre me causa curiosidad, sobre todo por la distancia que suelo ponerle a todas por igual ("
eso a mí no me pasaría", por caso: ¡si habré pensado esto de chica!).
De todos modos, acá pasó algo raro. Por primera vez en mucho tiempo me encontré hablando a la pantalla, debatiendo en pareja sobre las situaciones que se presentaban y los paralelos en nuestras respectivas vidas. Riéndome y pensando un rato, más allá del hecho cinematográfico. Porque ¿para qué están las películas sino para movernos el piso, emocionarnos un poco, cambiarnos la vida?
En fin, que no pude evitar ponerme por momentos del lado de Zooey (Summer), porque alguna vez me tocó estar allí. Si bien no fui una heartless bitch todo el tiempo, sí que tuve episodios bitchy que todavía hoy me apenan (también mentiría si dijera que me arrepiento; la yo que fui me hizo la yo que soy. Entiendan: el karma existe).
Las heartless bitches lo son inevitablemente porque quieren el pan y la torta. Quieren divertirse sin consecuencias. Reclaman inconscientemente una revancha por siglos de machismo, de "yo te llamo", de ser las que sufren en silencio. Lo sepan o no, se creen las reivindicadoras de su género y están absolutamente convencidas de obrar de la única forma correcta, de no hacer nada con mala intención. Son inevitablemente egoístas, aunque comiencen mostrándose como personas generosas; al final de una relación siempre será "sálvese quien pueda, y si soy yo mejor".
Para ellas, quien avisa no traiciona. Entonces, cuando Tom recapitula sus sentimientos por Summer luego de la ruptura, puede concluir:
"O es un ser humano malo, miserable y sin alma...o un robot".
Pero a su vez, y luego de escuchar esta letanía de sufrimientos, una anónima cita a ciegas puede retrucarle a Tom:
"¿Ella nunca te traicionó? ¿Se aprovechó de tí en alguna manera? ¿Y te dijo desde el principio que no quería un novio?"
Claro que la neurosis de Tom es tan fuerte en este punto de la ruptura que será incapaz de tener la epifanía por sí mismo. Necesitará hacer todos los pasos del duelo, incluída la recaída. Ella, mientras tanto, rehará su vida ignorando deliberadamente los sentimientos de Tom, convencida de que está haciéndole un favor al conservarlo en su vida, porque total las cosas están muy claras... ¡Para ella!
Lo cierto es que es inevitable volverse Tom cuando el corazón se te hizo astillas y la persona que creías tu Felices Para Siempre te dice que no quiere verte más, o peor: te trata como a un amigo. Créanme: si no pasaron por esto todavía, aprenderán llegado el momento que la buena persona es aquella que los dejará ir, les librará de su presencia y les prohibirá todo contacto.
A la persona que buscó apurar el proceso pasando de media naranja cuchicuchi a BFF (mejores amigos por siempre) la recordarán mal, con una sensación de veneno en la boca del estómago, aún cuando el duelo esté más que superado: no conozco una sola persona que recuerde ese dolor sordo y amargo de lo inalcanzable (
la expectativa que excede a la realidad) como algo positivo. A menos que sea un masoquista.
A esa persona que te expulsa de su vida en lo inmediato la recordarás bien, independientemente de lo hija de puta que la hayas sentido en ese momento. El tiempo todo lo cura. Todo. Incluso los corazones rotos.
Los seres humanos, como ya dije tantas veces, estamos hechos para la esperanza.
Para los que esperaban un análisis más propio de una cinéfila, les diría que me gustó pero no me encantó, y que sin dudas lo mejor de todo es lo logrado que está el equilibrio narrativo y los flashbacks-flashforwards. Y Zooey Deschanel me encanta. He dicho.