Desde muy chica me hice la costumbre de visitar el negocio de mis abuelos (un enorme local que hacía las veces de lencería, mercería, lanera, casa de telas y bazar, con su propio depósito y hasta una oficina para la inmobiliaria al fondo) al menos una vez a la semana. El placer de jugar en los desvanes disfrazándome con las telas y de meterme en las canastas llenas de madejas de moahir, cashmilon, shetland y merino era inenarrable, aunque los ácaros se hacían una fiesta con mis mucosas.
Como todavía no había llegado el momento en que el abuelo me promoviera a su despacho y comenzara a hacer uso de la gigantesca Remington para escribir mis primeros cuentos, era un poco difícil mantenerme quieta. Usualmente, mi abuela terminaba llevándome a la librería y papelería Sarmiento, a una cuadra de distancia, y me compraba cartas Cromy o alguna revista.
Un día encontré un librito de tapas duras con la carita en primer plano (dibujada, por supuesto) de una chica rubia con vestido azul y gorrito de velo, muy siglo XIX. (¿Alguna vez expliqué que me fascinaban los vestidos de época?). Inmediatamente dije "quiero éste" y la abuela lo compró.
El libro era "Sissi y los ladrones". Aún lo tengo en algún rincón de la casa de mis padres, sus hojas cosidas un poco descalabradas por el uso. Al verlo, mamá me comentó que cuando era chica había visto las películas sobre Sissi que protagonizaba
Romy Schneider, actriz cuyo destino trágico fue tantas veces equiparado al de su personaje más famoso. Se había enterado que Sissi fue una emperatriz austríaca, que había existido de verdad y aunque su vida era en sí apasionante, no se sabía bien cuánto de ficción y de realidad había en las películas y libros sobre ella.
Un par de años después, recordando aquél regalo, mi abuela apareció con un nuevo libro: Sissi y el fugitivo, de la colección Billiken tapa roja. Vinieron más, todos de diferentes autores (casi todos franceses, una recurrencia curiosa en la biografía de la emperatriz austríaca). Y sólo acrecentaron mi hambre por el personaje. Consumo desde entonces todo lo que existe en soporte tangible sobre ella. Nunca una figura histórica me apasionó tanto.
A grosso modo, y para que entiendan algo de esta mujer excepcional, un punteadito de datos...
Isabel de Wittelsbach, o Elisabeth de Baviera, o Elizabeth Amalia Eugenia de Habsburgo-Lorena, es la primera reina romántico-gótica de la que puedo dar fe. (Una darkita pionera, vamos). A diferencia de Juana La Loca, víctima de su propia condición mental, Sissi alimentó con rabia y morbo sus obsesiones.
La casaron a los 16 años con Francisco José I, el Emperador de Austria y Rey de Hungría, un hombre "políticamente correcto", pero débil y permeable a la influencia de su madre, la archiduquesa Sofía, que no toleraba el comportamiento expansivo y descontracturado de una adolescente que permanentemente rompía con el protocolo. Las peleas de Sofía y Sissi envenenaron a la corte y las relaciones exteriores del Imperio se vieron muy afectadas por esa rivalidad, que sólo terminó con la muerte de la archiduquesa.
Le fascinaban los cementerios y los manicomios. La idea de la locura la conmovía de una forma particular, ya que los Wittelsbach arrastraban la carga genética de la esquizofrenia y la bipolaridad. Esta característica se ensañó en el primo preferido de Sissi, Luis II de Baviera, llamado "El Rey Loco"; homosexual y maníaco-depresivo, murió misteriosamente ahogado en el lago Starnberg, golpe del que Sissi nunca se recobró. [Por obra y gracia del update, y de OvejasElectricas, pueden ver más info de este otro rayetti
aquí]
Amante de la naturaleza, podía realizar caminatas de hasta cinco horas sobre hielo y nieve; escribía una poesía empapada de amor y de nostalgia sobre los oscuros bosques de su Baviera natal. Fue estimulada por su madre a la instrucción temprana, y por su padre a la equitación no convencional; era capaz de montar usando pantalones y a horcajadas, en una época donde las damas montaban de lado.
Su avidez por el ejercicio físico y por mantener su cintura en los 50 centímetros exactos de perímetro, la llevaban a realizar a un régimen autoimpuesto de poquísimas calorías (literalmente, se mataba de hambre) y a afrontar largos períodos de anorexia nerviosa. La estricta corte austríaca se escandalizaba de verla correr en negligée a las seis de la mañana por los jardines del palacio de Schönbrunn, aún en invierno; también por su excéntrica cabellera, larga hasta los pies, que debía ser lavada día por medio por tres criados durante dos horas.
Era tan insegura que rara vez sonreía por no mostrar sus dientes pequeños y amarillentos, y tan vehemente cuando se trataba de defender sus convicciones que los políticos caían rendidos a sus pies. Considerada la mujer más bella de su tiempo, asumió como pasatiempo coleccionar retratos de mujeres hermosas de cualquier extracción social; los diplomáticos de todo el mundo se los enviaban de regalo a pedido.
Cuando el amor de su marido dejó de importarle, ella misma le proveyó de una amante. Viajaba incesantemente por placer, de incógnito (se hacía pasar por una baronesa, título nobiliario insignificante al lado del que detentaba realmente) y acompañada apenas de una dama de compañía húngara, Ida Ferenczy, que era a la vez su mejor amiga.
Murió muy joven, a los 56 años; aún así, el destino quiso que viera morir primero a sus seres más queridos (su padre, su madre, su hermana del alma, su hija mayor y su único hijo varón, los tres últimos en trágicas circunstancias). Tan humilde era, y tan agotada estaba su voluntad de vivir, que incluso le pidió perdón a su asesino cuando le clavaba el puñal; hasta el último momento, pensó que había tropezado con él.
Anoréxica, cocainómana, madre desapegada y ermitaña furiosa, fue la mujer más amada y llorada de la Europa de pre-guerras. Y todavía me conmuevo tanto al hablar de ella, que siento como si la hubiera conocido de toda la vida. Bah, tan lejos no estoy. Me acompaña desde los seis años, nada menos...
No recuerdo una amistad más antigua que la suya.
(Post dedicado a Nala, simplemente porque detonó las ganas de hablar de este personaje que me apasiona desde chica)