lunes, diciembre 14, 2009
Hermosa locura
domingo, noviembre 29, 2009
Blogland / The merry-go-round of life
¿Qué será de mi blog? Mis blogs. Abandonadísimos en estos días, como el Reader, como Twitter, como Facebook. En mis horas libres leo y me ejercito. Todavía me debo muchas cosas, pero tienen que darse algunas otras a nivel laboral para que vuelva a disponer del tiempo necesario para materializarlas.
Soy propósito en movimiento y se siente bien. La sensación vuelve justo ahora que una foto en Facebook inesperadamente me recuerda cómo era yo cuando no tenía que preocuparme del día a día (vivir con los padres, en algún punto, te eterniza en eso: a mí me duró lo justo, dieciocho años). Cuando llegaba a casa a las nueve de la noche a tiempo para cenar en familia y pegar una leída al tema del examen del día siguiente en el colegio. En el medio: gimnasia, inglés, taller de teatro o letras, coro, carrozas, mate con las compañeras, escribir. ¿De dónde me viene esta energía? No sé. Alguna vez después de eso fui puro propósito.
Propósito en movimiento, sin tantas palabras, acción pura... simplemente, se siente bien.
Estoy tomando mate con talitas al lado de la persona que amo. Leemos. Escuchamos música y vemos películas y nos acompañamos en todos los sentidos. Ya pasaron más de tres años desde que nos advertimos el uno al otro y cayeron muchas barreras en el medio. Aún así sigo teniendo esa sensación abrumadora de que el tiempo vuela, que es demasiado poco y precioso, que nunca me va a alcanzar para todo. A veces la angustia me atenaza la garganta y estoy a punto de llorar por la frustración de no ser Dr Manhattan (omnipresente y con la capacidad intelectual, además, para llevar adelante todo de una sola vez).
Después, pasa. Como la tormenta allí afuera. Vuelvo a creer que somos eternos y que los males del mundo pueden vulnerabilizarnos, pero no dañarnos. Oh, neurosis. Puedo vivir sin todo esto, incluso podría vivir sin un techo sobre mi cabeza. Algo de mí se moriría con cualquiera de mis significant others si algo les pasara. Podría vivir también con eso. He sido un gebbet, una zombie, un cuerpo sin alma funcionando a cuerda, porque la única cura que conozco para mis dolores y preocupaciones es el movimiento.
Puedo volver a todo eso. Life's tricky.
Moverse. La vida es moverse.
¿Te acordás cuando empezamos a compartir películas y música?
And then, there was the beginning of our life's merry-go-round.
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Vuelvo al Reader. No quiero perderme el pequeño placer de leer lo que allí guardo. Ojalá los no pocos seres queridos que tengo instalados allí se den por enterados de que, pese a las ausencias virtuales y los pocos tiempos reales para encontrarnos, los tengo siempre presentes.
miércoles, noviembre 18, 2009
Un (raro) cortito
jueves, octubre 22, 2009
Tiempo
Hasta hoy, siempre encontré una excusa para relegar los míos. Mis sueños, mi vocación, mis ganas de hablar, mi lado oscuro, la disección calculada y concienzuda de mi mundo privado (ese que me habita, el que boya entre la fantasía y la vivencia).
Hasta hoy me fue más cómodo pensar que he sido víctima de determinadas circunstancias. Que cuestiones ajenas a mí misma me ataban o me limitaban. Después de un tiempo llegué a darme cuenta que la mayor limitación, si no la única, son toda la inseguridad y la frustración que arrastro desde que era muy, muy chica. Sólo que en mi época Ponyo llevaba esa carga como un farolito entre las manos y hoy me pesa como avalancha de nieve. No supe sacudirme esa mierda a tiempo, maldita falsa modestia.
Ser autoconsciente, emocionalmente inteligente, naturalmente talentosa y todas esas mierdas que vas aprendiendo a nombrar con los años es una limitación que nunca, jamás debería infravalorarse. Podría haber usado todo esto como un bastón y en lugar de eso, convertí mis talentos en una pala con la que, despacito y a conciencia, me cavé mi propia fosa. Y antes de tiempo, me acosté en el fondo a mirar el cielo y esperar algo que nunca iba a llegar.
Todo se resume a la maldita mirada externa que aprendí a usar conmigo misma para criticarme y que me pesa peor que si fuera ajena. Claro que hay mucha gente mejor que yo. Vivo, respiro, camino todos los días con gente mil veces mejor que yo. Los leo y escucho todo el tiempo. TODO el tiempo. Si hay algo que hice bien con mi vida y mi tiempo fue elegir a la poca gente que me acompañaría en este tramo del camino. Es sólo que ya no quiero vivir a la sombra de todo eso. Quiero sacarme de encima el agobio.
Hasta hoy todo me daba miedo. ¡A mí, que no le tengo miedo a nada! Todo me superaba: circunstancias, limitaciones, complejos. Todo. Todo. Y no se crean que no la peleo todavía. Sigo tan insegura, discutidora y autocrítica como siempre. Eso no va a cambiar. Hasta hoy estaba convencida de que la vara con la que me mido no era lo suficientemente rigurosa. Entonces vino él, como siempre, a darme vuelta la existencia. Con menos de diez palabras puso en perspectiva los tres años de conversaciones y de reflexiones que venimos compartiendo.
En definitiva, ¿por qué "hasta hoy"?
Porque llegué a un punto en el que no me banco más el autoboicot (fuck Stamateas que me plagiaste el inconsciente), ese autoboicot sistemático - decía - de mis oportunidades y mis sueños. Entonces estoy decidiendo, en las corridas del día a día, plantarme de una vez por todas frente a mis temores y mis inseguridades
De una vez por todas me convenzo de que estoy lista, que ya esperé bastante, que ya tuve changüí para la excusa y que teniendo las oportunidades que tengo ahora no puedo dejar pasar un día más, un año más, una década más.
¿Dije "voy a plantarme"?
Qué alivio darme cuenta* de que el Tiempo es mío y sólo mío.
domingo, octubre 18, 2009
Contra la desesperanza II
(Fuente: PostSecret)
Este tipo de "pelotudeces", amigos míos (y no tanto), preservan algo de mi fe en la humanidad.
sábado, octubre 17, 2009
Decir por decir
jueves, septiembre 24, 2009
Un poco (más) de autocrítica
- La que se enrosca con una pelotudez soy yo.
- La que da segundas oportunidades a gente que puede traicionar, soy yo.
- La que da cabida a la mala leche ajena escudándose en un exacerbado sentido de la tolerancia, soy yo.
- La que perdona, perdona y vuelve a perdonar soy yo.
- La que no puede dormir cuando un ser querido tiene problemas soy yo.
- La que tratando de hacer las cosas bien la embarra con una mala decisión, soy yo.
También soy yo...
... la que alguna vez tiró la piedra y escondió la mano
... la que se calló cuando tenía que hablar
... la que habló cuando tenía que callar (por no poder estar simplemente en silencio)
... la que esperó a sentirse bien hecha mierda y bien cargada de emociones para saltar como leche hervida y sin filtro
... la que procrastina placeres todo el tiempo cuando la obligación acucia (y viceversa)
... la que no escribe porque no tiene tiempo
... la que está dejando que se la devore una sociopatía galopante y pierde en el trayecto ese hilo místico que la une a la condición humana.
Todo esto viene muy a cuento. En las próximas horas, o días, no va a faltar quien me pida un poco de autocrítica (de hecho, ya llegó el primer mail). Que me baje del caballo. Que no sea tan forra. Que yo no soy perfecta y que tampoco hago las cosas taaaaan bien, vamos. Como si no lo supiera. Go on and get a life.
Lo que no voy a tolerar de ninguna manera es que pretendan decirme quién soy yo: qué calidad humana, qué filiación gremial o política, qué nivel de sinceridad, qué méritos en lo profesional o laboral. Cada vez que abro la boca es para decir algo constructivo: si no, me callo. Y la verdad es que estoy un poco podrida de callarme. Debería tener menos filtro.
En el fondo leo: miedo, bronca, resentimiento, palabras viejas atragantadas, mala leche, tristeza, frustración. No conmigo quizá, pero sí hacia mí, sublimando quién sabe cuántos años de penurias, o proyectando la imagen deforme y grotesca de un monstruo que tiene mi cara.
En síntesis: yo te hago toda la autocrítica que quieras. ¿Vos sos capaz de mirarte en el espejo y verte?
Ahora, no estoy buscando absolución
Ni perdón por las cosas que hago
Pero antes de que llegues a ninguna conclusión
Trata de caminar en mis zapatos.
Tropezarás en mis pasos.
Mantén los mismos compromisos que yo mantuve.
Si caminas en mis zapatos.
Trata de caminar en mis zapatos.
....
No busco una conciencia más clara
O paz mental después de lo que he pasado.
Y antes de hablar de arrepentimiento,
trata de caminar en mis zapatos.
Tropezarás en mis pasos...
lunes, septiembre 21, 2009
Equinoccio
martes, septiembre 08, 2009
No more I love you´s
jueves, agosto 20, 2009
Que tiren papelitos
El 30 de diciembre me encontró en casa, escribiendo. Sola. Mi hermano se había ido a pasar las fiestas al pago natal. Escuchaba la radio cuando dieron la noticia. Fuego en República Cromañón, en el Once. Aunque vivía en un departamento que no daba a la calle, se podía escuchar el ulular de las ambulancias a las dos, tres de la madrugada. Venía de noches de pesadilla, parecidas a las que describo aquí y esa madrugada me quedé dormida junto a la compu mientras veía el caos que TN iba colgando en internet.
A las siete de la mañana salí a la calle y ya había vecinos pispeando hacia la morgue judicial, a un par de cuadras de donde vivíamos. Me quedé sentada un rato en el umbral del edificio. Era sábado y hacía calor. Quería ir, pero... ¿a qué? ¿Para qué? El morbo de la situación me daba asco. ¿Cuánta gente que no tenía nada para hacer más que mirar el dolor ajeno estaría parada alrededor de la morgue en ese momento?
Volví a entrar. Escribí en un cuaderno universitario dos hojas de reflexiones tristes que tenían que ver con Cromañón y con el tsunami en Asia, donde una persona a la que había empezado a querer a la distancia se había quedado, de pronto, sin futuro, sin familia. Sin nada.
Fue el primer fin de año realmente triste que tuve en toda mi vida. No iba a ser el último.
Ayer, durante la lectura del veredicto de un juicio que duró un año y contra lo que muchos esperaban (aunque algunos lo vimos venir, con tristeza y con rabia), el tribunal dio, una vez más, una lección de argentinidad al palo. Los magistrados, la madre de Fontanet y los fans de Callejeros, infantería en puerta incluída. Sobre todo esa suelta de papeles cuando no había nada que celebrar, como no hay nada que celebrar cuando una guerra termina, o cuando se acaba la agonía de la incertidumbre.
Escuché, pese al dolor inmenso que deben haber sentido, claridad en los padres y familiares de las víctimas. Se me volvió a partir el corazón con las imágenes y los sonidos de todo lo que estaba pasando a pocas cuadras de mi casa.
Otra vez, estaba lejos del epicentro. Ya no era sábado, pero había sol y era un día perfecto para exorcizar la bronca, y me habría venido bárbaro porque con esto ya suman muchos dolores y preocupaciones para apenas un par de semanas. Esta vez, me habría gustado estar ahí. No por morbo. Para brindar un abrazo sincero. Para ofrecer un frente sólido contra la desesperanza. Para decirles que ninguna condena es absoluta y que se puede pelear, se puede seguir peleando aunque se te caguen de risa en la cara. Porque no somos mejores que los que se fueron, quizá; pero somos los que estamos. Y queremos estar.
Porque después de casi cinco años, las caras anónimas que me crucé durante dos, tres días cerca de la morgue judicial empezaron a ser más y más familiares. Porque entendí cada salto al vacío, cada muerte de pena, cada caso de stress postraumático. Los números dejaron de ser números y empezaron a tener la identidad (la entidad) que sólo da la memoria colectiva.
Ahora sí.
Por esta semana, este mes, esta década de mierda.
Rompan todo.
Understand I can't feel anything
It isn't like I wanna sift through the decay
I feel like a would, like I got a fuckin' gun against my head
You live when I'm dead
viernes, agosto 14, 2009
The dark night of the soul
Que vayas con bien, amor
I wish I were on yonder hill
'Tis there I'd sit and cry my fill
'Til every tear would turn a mill
Is go dté tú mo mhúirnín slán (And may you go safely, my darling)
Suil, suil, suil a ruin (Go, go, go, my love)
Suil go sochair agus suil go ciúin (Go quietly and go peacefully)
Suil go doras agus éalaigh liom (Go to the door and fly with me)
Is go dté tú mo mhúirnín slán (And may you go safely, my darling)
I'll sell my rock, I'll sell my reel
I'll sell my only spinning wheel
And buy my love a sword of steel
Is go dté tú mo mhúirnín slán
I wish, I wish, I wish in vain
I wish I had my heart again
And vainly think I'd not complain
Is go dté tú mo mhúirnín slán
jueves, agosto 06, 2009
Acá iba un post sobre Ponyo...
viernes, julio 31, 2009
Encuesta cerrada
domingo, julio 26, 2009
Logros personales de hace un tiempo para acá...
jueves, julio 23, 2009
In their beds, in their kitchens, in their attics, in their basements
Whites can help us, but they can't join us. There can be no black-white unity until there is first some black unity. We cannot think of being acceptable to others until we have first proven acceptable to ourselves. Concerning nonviolence: it is criminal to teach a man not to defend himself when he is the constant victim of brutal attacks. There are problems in the community. Some of the examples of those problems are the vices that destroy the moral fibre in our community. Drunkenness, drug addiction, prostitution, organised crime. They rob the Negro community of probably 90% of its economic potential and moral potential. One of my reasons for going out on a limb as I have is to try and make white people be shocked, awake to some of their senses, because if they don't awake, they're going to find out that this little Negro that they thought was passive has become a roaring, uncontrollable lion, right in, right at their doorstep - not at their doorstep; inside their house, in their bed, in their kitchen, in their attic, in their basement. And if you know that in time, you can do something about it."El extracto del audio:
Estoy teniendo un final de década extraño. Sin dudas.
miércoles, julio 22, 2009
O todo como el orto
Y si le erraste en todo lo anterior, cagate. A llorar a la iglesia.
martes, julio 21, 2009
Servicio a la comunidad - Miyazaki x 2 en Artecinema
"No soy yo quien hace la película. Es la propia película la que se va haciendo"
"- Llama la atención que como resultado de ese método de trabajo basado en la mímesis, la mayor parte de sus protagonistas sean niñas
- No sé qué decirle... Será que amo profundamente a las mujeres. Por lo visto me identifico con ellas"
"Yo tiendo a ser una persona pesimista. Pero trato de no transferir ese pesimismo a los niños. No creo que los adultos deban imponer su propia visión del mundo sobre los niños. Creo que más bien se trata de entrar en diálogo con el modo en que los niños miran el mundo"
"Me parece que toda película para niños bien hecha termina interesando también a los adultos. Tal vez la única diferencia entre un film para chicos y otro para adultos resida justamente en el pesimiso u optimismo de la historia. Una historia para niños mira el futuro con esperanza, mientras que en las películas para grandes el pasado tiene un peso mayor".
lunes, julio 20, 2009
Dicen que tengo glamour (oculto ha de estar)
Manía:
Pecado capital:
La gula y la lujuria.
Mejor olor del mundo:
El del césped y la tierra mojada.
Si el dinero no fuera problema:
Recuerdos de la infancia:
Habilidades como ama de casa:
Todas, menos planchar y coser (aunque en esta última me defiendo).
Lo que menos te gusta hacer en casa:
Repasar los muebles, sobre todo porque hay que hacerlo a diario y no da (no da el tiempo, no dan ganas, ¡no da!).
No habilidades como ama de casa:
Planchar.
Una frase:
Paseo para el alma:
Un buen momento compartido con la(s) persona(s) justa(s).
Paseo para el cuerpo:
Perfume que usa:
Perfume masculino:
Le presto más atención al olor natural del hombre que al perfume que lleva.
sábado, julio 18, 2009
Sueño con muertos / Sobre la memoria
Hace tres días que sueño con muertos. Con películas de muertos, con muertos queridos, con situaciones de muerte, con la oscuridad de edificios derruídos donde ya no vive nadie.
A diferencia de otros sueños recurrentes, mis sueños de muerte siempre se dan seriados. Duran entre dos días y una semana entera. Algunos me angustian mucho. Otros me dejan impotente.
El de anoche me hizo llorar como hacía mucho que no me pasaba. Soñé con mi abuelo paterno, ese que es leyenda en la familia por su mal genio y que tuvo hacia mí sólo palabras y gestos de cariño. Al que conocí menos, y al que llegué a querer todo lo que su reserva y secotez de tano conservador me lo permitieron. Justo al que dicen que me parezco más: igual de grande, igual de gringa, mandíbula cuadrada, los mismos ojos.
Hoy cumpliría años mi otro abuelo. Al que llegué a conocer más, al que quise todo lo que mi propia reserva de chica rara y tímida me lo permitió. Al papá de mi papá lo perdí muy temprano, por esas cosas que tienen los conflictos familiares y porque no vivió más allá de mis doce años. Al papá de mi mamá lo disfruté todo lo que pude, por la mayor proximidad afectiva y geográfica y porque fue el primer adulto con el que pude hablar de muchos intereses en común: la música, el arte, las lecturas, la televisión.
A mi abuelo paterno no recuerdo haber llegado a decirle que lo quería. Al materno se lo dije muchas veces, y aún así tenía deudas pendientes con él cuando murió. Las deudas que no se saldan antes de que la persona querida se vaya son las más dolorosas. Con los dos las tuve y siento que voy a llevármelas conmigo impagas, no importa cuántas palabras les dedique o cuánto me esfuerce por cumplirles.
Anoche, entonces, soñé con un abuelo y hoy me desperté pensando en los dos. Abrazada a los dos, como si volviera a tener doce o veinticinco años, como si supiera que la pérdida es absoluta y para siempre porque pese a que ya no los tengo, sigo sintiéndolos. Algo en mí los recuerda como eran, con su olor característico y su entorno, el tono de su voz, sus huesos y sus manchas en la piel. Todo.
Y para terminar esta cadena de casualidades, hace quince años (mi abuelo materno cumplía sesentaypico) volaban la AMIA.
Hace diez años, el 18 de julio de 1999, escribía esto en uno de mis cuadernos:
¿Qué pasaba en mi mundo hace 5 años?
Yo tenía 14,
granos en la cara,
usaba anteojos y acababan de sacarme la ortodoncia.
Hace cinco años era lunes,
yo tenía el pelo más oscuro
y la cara más redonda.
Parecía altísima y me sentía un poco gordita.
En Radio Colonia, la única estación de radio que pasaba el aparato de "La Llanura", escuchamos la noticia del desastre y el relato de los pormenores me acompañó toda la semana.
En ese entonces, todavía estaban en casa V..., V... y la P...
Nosotros (papá, mamá y los gurises) pasábamos nuestras primeras "vacaciones de 5" en mucho tiempo.
Hacía mucho frío y la casa era inmensa, con una chimenea hogar que calentaba toda la noche.
Yo me peleaba con mis hermanos y empezaba a congraciarme con mis padres, en plena rebeldía adolescente.
No creía en el amor, sólo en las escenas de besos y de intriga en mis romances inventados, escritos.
(¿Quién va a necesitar amor cuando "lo sabe todo" sobre él?)
Menem preparaba la reelección y Cavallo era ministro de economía (aunque esto no me interesaba en lo más mínimo).
Simultáneamente yo escribía la continuación de mi primera novela, e iba gestando a las protagonistas de otra.
Hace cinco años estaba nublado como hoy,
yo estaba en 2º de secundaria y todavía no me había chocado con la miseria humana,
ninguna amiga me había desilusionado, ningún chico llamaba realmente mi atención (ni yo la de ellos)
Sin embargo, en ese mismo momento un chico del Pío XII organizaba sin saberlo nuestro encuentro, mi primer amor.
Hace cinco años exactos, no soñaba siquiera que pudiera existir alguien así.
Y casi quinientos kilómetros al sur, un adolescente dolorido y callado comenzaba sus vacaciones de invierno pensando "en agosto será mejor",
y se dormía soñando con motores y carreras.
El tampoco pensaba que cinco años después nuestros caminos se cruzarían.
Hace cinco años se rompía la cáscara y nacía una nueva yo,
más callada, más espontánea, más fuerte y menos niña.
Nucna más volví a tener miedo.
(la hoja que señala esa página en el cuaderno, un Rivadavia amarillo de tapas duras, es la noticia de un suicidio que salió publicada en un diario de Gualeguaychú el 29 de marzo de 1999, copiada por mí a mano).
Cerrando:
Mi recomendación para dentro de dos semanas es que, si pueden, vean la película "Anita" de Marcos Carnevale (el mismo de "Elsa y Fred"), que también toca el tema de la AMIA y de los afectos y está muy pero muy bien hecha. Aprovechen los espacios INCAA, que son más económicos que los multisalas si no quieren gastar mucho.
Les dejo el trailer. Buen fin de semana para todos... y ante todo, memoria.
viernes, julio 17, 2009
So long, Mr Darcy
En una charla de sobremesa que tuvimos entre ayer y hoy, surgió el tema y me quedé pensando. Entre las muchas recurrencias de mi vida hay algunas muy curiosas que involucran a mis parejas más estables, o hablando más ampliamente, a los hombres que me cautivaron.
Entre mis amigas me hice desde chica fama de "quedarme con el más feo" (o con el más raro, o con el que nadie disputaría). Era una forma cruel de verlo, porque si bien ninguno de ellos era un Adonis nunca llegué a verlos feos. De hecho, me fascinaban. Nunca pude estar cerca de ningún hombre que no me resulte fascinante, de alguna u otra manera.
Ninguno fue rubio, excepto de chico.
Todos fueron amores a segunda vista.
No los busqué. Llegaron a mí de las maneras más inverosímiles.
La atracción por Austen fue irresistible e inmediata. Yo tenía doce años y nunca había sido besada, no había bailado lentos con ningún chico que me gustase de verdad, no entendía del amor más que la sensación primigenia de las ganas de estar cerca de "él" todo el tiempo, de hacer comentarios que lo hicieran reír, de que me viera como algo más que una gringuita demasiado alta que todavía usaba ropa de nena aunque ya parecía una mujer.
¿Cómo no iba a empatizar de inmediato con esa noción del amor que Austen describía en "Orgullo y Prejuicio"? Una atracción que pasaba por el cuerpo y por la mente y que no llegaba a expresarse en el arrebato, aunque todo el tiempo la química entre los personajes hiciera pensar en la inminencia de un beso (que jamás llegaba). Un espíritu hablando al otro, las palabras entre líneas, el lenguaje corporal que se adivinaba detrás. Fantaseé y soñé con ese libro durante años. Y me pasó como a muchas otras desde hace siglos: me enamoré perdidamente de Darcy.
Todos mis "ellos" tuvieron cosas en común que eran notables a simple vista, pero más significativo aún fue lo que nadie notó, excepto yo: todos tenían algo de Darcy. Del primero al último.
El último fue como llegar a casa en un día lluvioso de invierno.
Escena final
"Debes saber... seguro debes saber que lo hice todo por tí"
So long, Mr. Darcy.
jueves, julio 16, 2009
Ejercicio de autoconciencia / Jueves
Obviamente que si sigo acobardada por mi percepción de otras personas que a mi edad ya tenían o iban encaminadas a conseguir algo parecido a lo que yo aspiro para mí misma, nunca voy a despegar.Y si despego y nadie se da cuenta, es igual a haberme quedado quieta.
Mi mayor problema (lo descubrí gracias a vos, sí... a vos) no es la poca certeza de lo que debe hacerse o cómo, sino la inminencia, siempre postergada o empujada al futuro, del punto de partida.
Cuándo, cuándo, cuándo. No qué, no cómo. Cuándo.
martes, julio 14, 2009
Everybody loves Samanta
Una de las cosas que más me fastidiaban hace un tiempo era esa pátina autorreferencial, muy "nuevocineargentino", que impregnaba casi a toda la narrativa que había caído en mis manos en los últimos cinco o seis años. Y no me refiero sólo a la narrativa argentina. (De todos modos dejé el fastidio de lado hace rato, junto con mi culpa lectora: si no me gusta, simplemente lo abandono... pero esa es otra historia). Schweblin hace que toda traza de autor desaparezca de su ficción, como quien crea un mundo en una habitación cerrada y te deja allí, solo, espectador imposibilitado de escapar de la trama. Es la propia historia la que te suelta, la que te expulsa. Dejarla, al menos a mí, se me hacía imposible.
Devoré el libro de un solo tirón, en una tarde. Creo que me llevó una hora. Lo leí más lentamente en los días sucesivos, imponiéndome un límite de dos cuentos diarios y nada más. Cada tanto vuelvo a abrirlo y a quedarme absorta con "Adaliana", "Matar a un perro" o "Agujeros Negros". Me conmueve de un modo que no puedo explicar con certeza la historia casi cinematográfica de "El momento". Las historias que cuenta Samanta son viscerales, visuales, fantásticas. Coquetean con el horror, con lo que no se dice ni se muestra, y también con las locuras más explícitas como si formaran parte de un acervo cotidiano. Los personajes tienen, la mayoría de las veces, nombres extraños; la mayoría de las veces, son cucos. Antihéroes. Víctimas. Nada es rosa acá, diría Panza.
Lo más inquietante de todo es que pese a la gran difusión de su trabajo en los últimos tiempos y del reconocimiento de muchos de sus pares (sus dos libros de relatos ganaron, respectivamente, el premio Fondo Nacional de las Artes y Casa de las Américas), "El núcleo del disturbio" todavía se puede conseguir fácilmente en las mesas de saldos de Corrientes o de Florida.
lunes, julio 13, 2009
Abrazo de palabras
Lo que me provocan es milagroso.
Pero no voy a decir nada.
Las quiero tanto, que necesitaba escribir esto... Nomás porque ya van como cinco meses que las cuido casi a diario. Porque hoy se cumple una semana desde la última vez que las abracé, y no veo la hora de volver a tenerlas cerca.
Y con ellas a todos esos seres queridos que extraño, que me muero por abrazar y que los vientos de la vida me quitaron por algún motivo.
Hay días en que estoy hipersensible, como hoy. Escribo para no gritar, y persiguiendo abrazos invisibles, termino abrazada a estas palabras.
Es inevitable.
Cuando el amor desborda, es inevitable.
Contra la incoherencia de ciertas prácticas diarias
Me vais a permitir que encarne en el «catálogo de Ikea» todo lo que vienen a ser los folletos publicitarios, triple envoltorio de plástico para las magdalenas, doble precinto de las botellas de agua, flyers, y un largo etcétera de productos de un solo uso con utilidad nula. He escogido al catálogo como cabeza de turco porque es un tocho de papel satinado, a todo color, que yo no he pedido que me envíen y que anuncia un producto en el que el lector sólo estará interesado cuando se mude o reforme su casa, es decir, una o dos veces en la vida.
Por el párrafo anterior ya podéis intuir de qué va el tema. Parece que una magdalena va a estar contaminada de ébola a menos que lleve un plástico individual, otro plástico para el pack de 3 “para llevar” y otro plástico para la bolsa, sumado a un tercer plástico que es la bolsa de la compra. De todos ellos, irónicamente, el único reutilizable es la bolsa de la compra, que la mayoría de la sociedad usamos para tirar la basura. ¿Los otros? Simplemente, forman parte de esa basura. Digo que es irónico porque las administraciones están poniéndose serias para restringir las bolsas del súper, cuando lo que deberían hacer es parar la vorágine de productos de un sólo uso o, sorpresa, de cero usos.
(seguir leyendo)
Más allá de que hay cuestiones que no comparto en lo personal, estoy de acuerdo con la postura crítica asumida por el autor, Carlos Fenollosa. Desde ya, le agradezco haya puesto en palabras los pensamientos que muchos otros estúpidos compartimos (y practicamos) a diario.
Buena semana para todos!
viernes, julio 10, 2009
Locuritas de fin de semana
- Milo publicó el trailer, esperadísimo para mí, de "Where the wild things are". Encima, la música que eligieron es la de Arcade Fire (una de mis bandas preferidas de los últimos tiempos). Voilá.
- Volvió Mamá Lucchetti, para alegría de mis sobrinas, de Fodor y mía.
- GuilleX, de Sunchales, me recuerda que lo bizarro nunca muere. Había visto este video hace como un año. Me matan las caritas de Samwell y la sutileza de la letra (bah, de todo. Ojo, que es "fete", enserio).
Buen (resto del) fin de semana para todos.
(No se malacostumbren: a menos que haya votación masiva de posteo diario, esta regularidad raramente volverá a repetirse :-P)
Ch-ch-ch-ch-changes...
jueves, julio 09, 2009
9 de julio
Ténganme fe.
domingo, junio 21, 2009
Paloma
La fascinación por la inteligencia es algo fascinante. Para mí no es un valor en sí. Gente inteligente la hay a patadas. Hay muchos cretinos, pero también hay muchos cerebros muy capaces. Voy a decir una banalidad, pero la inteligencia en sí no tiene ningún valor ni ningún interés. Personas inteligentísimas consagraron su vida a la cuestión del sexo de los ángeles, por ejemplo. Pero muchos hombres inteligentes tienen una especie de virus: consideran la inteligencia como un fin. Sólo tienen una idea en la cabeza: ser inteligentes, lo cual es muy estúpido. Y cuando la inteligencia se toma por un objetivo, funciona de manera extraña: la prueba de que existe no reside en el ingenio y la sencillez de sus frutos, sino en la oscuridad de su expresión.
En estos días no estoy posteando mucho en general. Ando bastante tiempo en Twitter por comodidad (es lo único que puedo tener abierto mientras trabajo además del GReader) y cuando termino mis jornadas laborales combinadas a veces sólo tengo resto para poner la casa en orden y leer un poco.
Por suerte, en estos días abundan las buenas lecturas. Finalmente nos compramos "El jugador", de F. Dostoievsky, y es mi libro de ruta en los momentos de tránsito entre mi casa y las ocupaciones diarias. Estuve leyendo a Coetzee, y también a Muriel Barbery, una escritora que ya se apuntó un poroto conmigo. Su novela, "La elegancia del erizo" (Seix Barral, junio 2009) es best seller en Francia y se prepara una versión cinematográfica que me da mucha curiosidad; espero que no demore tanto como la adaptación de "La escafandra y la mariposa".
Al libro de Barbery corresponde la cita que abre el post. Leída así, aislada, puede parecer una verdad de perogrullo (el roommie no perdona); sin embargo, situada en el contexto, resulta de un interés y una actualidad pasmosas. La reflexión corresponde a uno de los dos personajes centrales del libro, una niña de 12 años llamada Paloma, hija menor de una familia adinerada en la que la inteligencia es un valor supremo y que se ha pasado prácticamente toda la vida ocultando el hecho de que es superdotada. Ha decidido suicidarse cuando cumpla 13 años, y en el ínterin se ocupa de escribir sus impresiones personales en una especie de bitácora de ensayo bajo dos etiquetas: "Ideas profundas" y "Diario del movimiento del mundo".
Lo que escribe Paloma puede que sea banal, pero ¿cuántas veces los adultos se cruzan con esas banalidades sin prestarles atención? Al minuto de leer el párrafo se me vinieron a la cabeza un sinfín de ejemplos prácticos . El culto a la inteligencia por lo que la inteligencia representa (una mera cuestión de status, una falacia narcisista que le da a su portador la impunidad de burlarse de un prójimo al que prejuzga) está bastante extendido en los círculos donde me muevo desde que era muy chica. Me apena, porque cuanto más inteligente es la persona que conozco, habitualmente más se atormenta con naderías, más obligada se siente a demostrar su inteligencia, más se acompleja frente a la capacidad ajena, más se cierra su cabeza en conceptos estáticos, cuando lo que debería hacer es justamente mostrarse abierta e inquieta.
Para mí, igual que para Paloma, la inteligencia que no sirve para apreciar la belleza de las cosas más simples, o que es una causa de angustias y frustraciones para quien la porta, es tan inútil como aquella inteligencia que predicando inconformismo, se conforma en sus compartimientos estancos volviéndose "oscura en su expresión". No se comparte, por ende no sirve; no es útil, no cambia el mundo. Los grandes genios han sido, todos ellos e incluso a su pesar, generosos: la belleza de sus creaciones y sus aportes, por indescifrables que parezcan (yo no me voy a fijar tanto en la poética de la teoría de la relatividad o del signo lingüístico como en las emociones y el impulso creativo que me generan la música, la pintura o la narrativa) han cambiado la vida de cientos de millones de personas a lo largo de los tiempos.
Pretender guardarse para uno mismo esa comprensión, ese goce, es desvirtuar la finalidad misma del arte y la cultura. Pretender que ese goce no está (o no debería estar) al alcance de todos, o que sólo las mentes mejor preparadas pueden apreciarlo, es una afirmación propia de personas poco inteligentes. La inteligencia que se basa en una autocomplacencia contemplativa, esa que detentan los supuestos torturados e incomprendidos, no me sirve. Es como haberte comprado la edición más hermosa de un libro o película que te gusta para dejarla en el envoltorio y jamás usarla o leerla. Inteligencia de memorabilia, como objeto de culto, es como tener comida de adorno. Pasar hambre para que todos puedan ver que tenés algo que comer y que es más importante para vos como objeto de deseo que como alimento, es una de las peores incoherencias de las que es capaz el ser humano.
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Pasando la hoja, ¡marchen todos a ver Up! Yo no veo la hora de volver a verla.
martes, junio 09, 2009
Espacio de autobombo y difusión cultural
Amigos de este blog aletargado, mas no muerto. Dos avisos.
- Publicar el reglamento y el logo del premio.
- Enlazar al sitio que nos lo haya obsequiado.
- Premiar a otros 15 que según nuestro criterio se lo merezcan.
Segundo, y no menos importante: El amigo Paco, a.k.a. Paquette, nos invita a todos muy amablemente a un espectáculo del que puedo dar fe de su calidad artística y humorística: "Cronopio: Ser feliz".
Los veo allá, si se animan. El que menciona este post, me paga una cerveza. Me la merezco por trabajadora y buena niña.
AVISO DE ERRATA: La dirección del volante está mal, eh. Así que agenden la posta: Agüero 489, Abasto.
Saludos a todos y avanti popolo, que falta poco para las elecciones. ¿Cómo, todavía no saben a quién votan? Vamos, gente, media pila.
domingo, mayo 24, 2009
Darte cuenta...
Porque yo cambié muchas cosas, pero esos detalles esenciales siguen estando.
viernes, mayo 01, 2009
Reflexiones que no vienen a cuento de nada.
Como individuos, experimentamos a medida que vamos viviendo y asomándonos al mundo (a la gente y al entramado social, más bien, que conforman ese mundo) diferentes sensaciones, sentimientos, emociones. A medida que las conocemos y les ponemos nombre, nos habituamos a ellas. Las desambiguamos por repetición, las asimilamos por costumbre. Siempre hay una rutina de emociones a la que estamos más o menos expuestos por una cuestión de carácter, o de educación, o de tendencia.
También pasa (bueno, en realidad a mí me pasa: no sé a ustedes) que un día te encontrás en medio de una conversación donde la gente habla de una sensación en común y vos sentís que sos sapo de otro pozo. Como si vinieran a discutir sobre el libro de Paluch o sobre física cuántica. Sapo de otro pozo de una emoción colectiva. A mí me pasa cuando alguien trata de transmitirme la emoción de un hincha de fútbol yendo a una cancha: yo podría perfectamente ir a una cancha y no sentir absolutamente nada, creo que vine sin ese chip.