"¿Qué se siente tener a un loco por hijo?" pregunta Jake Gyllenhaal en Donnie Darko, ahora mismo. Yo miro la televisión a centímetros, los pies planos en el suelo, la espalda derecha y las manos clavadas a los lados de las caderas. El sumario de mi domingo se resume en las ganas que me quedaron de escribir tanto que tenía por escribir y en que no logro que se vaya mi dolor de cabeza. Volverán las oscuras golondrinas... y los eternos fantasmas, y los remordimientos, y mañana seguro sí hago lo que todavía no hice. Lo juro. Me lo juro a mí misma, ya no puedo esperar más. ¿Qué se siente tener este ácido corriéndote por las venas, estas ganas furiosas de no volver a ver a nadie, de no salir más de tu casa?
Estoy en este túnel de tiempo. Mañana será otro día y todo seguirá su camino según lo previsto. O no. Qué lindo es vivir, qué lindo es que el arte te recuerde cosas fundamentales. Qué lindo es sentirte cerca ahora, y qué lindo era también cuando no estabas, porque ya estabas en el mundo y yo iba a vos. Errática ciclotimia.
Domingos de otoño, con su veneno para solitarios. A veces vuelven.
Domingos de otoño, con su veneno para solitarios. A veces vuelven.
1 comentario:
Me encantó esto: "...qué lindo era también cuando no estabas, porque ya estabas en el mundo y yo iba a vos".
Pincharnos los domingos, o cualquier otro día, sirve para vivir intensamente los momentos que estamos bien, inmunes al veneno para solitarios; que gracias a Dios también vuelven.
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